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La única vez que había hecho un regalo de cumpleaños era a su padre hasta que la prohibió volver a regalarle nada. No era un hombre de cumpleaños, lo entendía, así que dejó de hacerlo. Ahora, estaba en medio de una Sala Común sujetando contra su cuerpo dos cajas envueltas en papel de regalo que la había prestado su compañera de habitación. Estaba a punto de dar media vuelta e irse.
— ¡Eden, aquí! — Hermione la llamó, y esquivó a un par de personas que habían decidido unirse a la "reunión familiar" de los gemelos. Había todo tipo de dulces, montones de cervezas de mantequilla y serpentinas de cumpleaños—. ¿Esa es una corbata Gryffindor?
— Es parte del disfraz — titubeó. Ginny se acercó nada más verla, sonriendo ampliamente. Era bastante similar a Charlie, como su pequeña copia—. Hola.
— ¿Son para mis hermanos? — señaló las cajas—. Fred decía que su mejor regalo era que vinieras, ¿puedo quedarme el que sea suyo?
— ¿Quieres un regalo?
— Deja de confundir a Eden, Ginny — Ron y Harry siempre estaban cerca de Hermione, y se acercaron con comida.
— ¿Habéis visto a Fred y George? — dudó. No les veía por ningún lado.
— George ha ido al baño, y Fred estaba con los del equipo de Ravenclaw al fondo.
Dudó en ir. Si estaba hablando con otros chicos, no se sentiría en absoluto cómoda interactuando con ellos. Tal vez serían esos que se reían de ella, o se reirían en ese momento. Tampoco quería molestar a Fred ni...
— ¡Eddie, has venido! — igual que ocurrió durante la segunda prueba del Torneo, sintió que la alzaba del suelo al rodearla en un abrazo. Por poco tira los regalos de ambos Weasley, pero supo mantener el balance—. Mírate que linda de Gryffindor.
— Ten — extendió la caja más pequeña—. Felicidades, de nuevo.
Ya le había felicitado cuando, en el desayuno, aparecieron ambos actuando como los vencedores de la batalla más ardua de la historia. Ambos fueron de inmediato a darla los buenos días, aunque en realidad querían que les felicitase.
— No era necesario, Eddie — aceptó la caja con cierta duda—. No quería que te gastaras dinero en mí y...
— No acepto devoluciones — cortó. El pelirrojo sonrió, y se mordió el labio inferior con emoción mientras rajaba el papel de regalo verde lima. Era un color bastante feo, pero no tenía más papeles y no creía que fuera demasiado importante el envoltorio. Una vez el regalo quedó al descubierto, el Weasley abrió la boca ligeramente analizando lo que tenía en las manos—. B-Bueno, la última vez en Hogsmeade dijiste que te gustaba y...
Nunca había visto una sonrisa tan grande en Fred, y eso que tendía a sonreír mucho. Sabía que los Weasley eran humildes y generosos, y que no les gustaba aceptar regalos o cosas caras, pero jamás vio a Fred tan feliz con un simple detalle que había comprado en Hogsmeade.
