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El primer día que su padre pisó Grimmauld Place, fue una calurosa tarde en la que las temperaturas habían alcanzado máximos históricos en la zona. La ropa se pegaba a su cuerpo por el sudor, y Molly preparaba limonada refrescante para pasar las horas muertas en esas paredes de madera vieja y chirriantes.
Tal vez pudiera haber aparecido en otro momento que no fuera en el que estaba discutiendo con Fred por una estupidez acerca de la inversión de Harry en Sortilegios Weasley, pero Severus Snape tenía un tiempo de llegada perfecto para la ocasión, y simplemente se hizo notar cuando decidieron ir a buscar a George para encontrar un nuevo punto de vista. Y ahí estaba él.
— Eden — ambos estaban paralizados—. Weasley. Cual seas de los dos.
— Tu yerno Fred — Eden le pellizcó el brazo.
— ¿Nos puedes dejar a solas? — murmuró bajo. El pelirrojo asintió de inmediato, y prácticamente huyó de ahí—. Al fin vienes a verme.
Severus Snape no tenía muchas expresiones faciales, aunque la favorita de Eden esa cuando sonreía con ella. En ese momento, se veía cansado. Ojeras, más pálido que de costumbre y con esa túnica negra poco adecuada para el verano. Sin embargo, estaba ahí. Al fin estaba ahí, frente a ella.
— Han sido semanas complicadas.
— ¿Estás... bien?
— Mejor después de saber que dejaste a Black colgado del techo durante todo un día.
La azabache sonrió, y dando un largo paso le estrechó en un abrazo. Su padre apenas hizo más que apoyar las manos en su espalda, pero fue todo lo que necesitaba para sentirse mejor.
— Es detestable — sonrió de lado, separándose casi de inmediato—. Lo único bueno de esta casa es que Moody me enseña nuevos hechizos cada vez que viene, y hay muchos libros.
No pensaba decir que disfrutaba de pasar tiempo con Fred directamente, mucho menos después de ese frío saludo entre ambos. Odiaba la idea de que su hija tuviera un novio como Fred Weasley, y eso lo sabían todos. Eran probablemente la pareja más inesperada de todo Hogwarts, aunque otros como George dirían que era obvio. Tampoco mencionaría la agradable compañía de Remus, sus conversaciones con la vieja arpía del cuadro o su escapada al exterior para ver a Percy. Mucho menos ese chantaje hacia Dumbledore. Había muchas cosas que su padre no debía saber acerca de eventos dentro de esas cuatro paredes
— Acerca de eso, he recibido información acerca de tus entretenimientos en esta casa... — dijo. Mierda. ¿Hablaba de las explosiones de los inventos, su investigación o que Fred se colaba en su habitación por la noche? Se preparó para lo peor: las tres opciones—. Sé lo que pretendes. Y la respuesta es no.
— ¿Eh?
— No entrarás a la Orden por mucho entrenamiento en duelos que recibas de Moody, Ed.
Respiró aliviada. Era obvio que no la permitiría participar, y ella tampoco quería hasta acabar sus estudios. Era Premio Anual, y ese año serían los EXTASIS. Ni loca perdería tiempo en espiar magos sospechosos.
