ELEVEN | THE MAP

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El día antes de la final de Quidditch en Hogwarts entre Gryffindor y Slytherin, los jefes de cada casa asignaron el horario de charlas para el futuro académico de cada estudiante de quinto año.

La tarde anterior, Fred y George habían estado bromeando sobre lo que podría decir McGonagall cuando expresaran abiertamente sus deseos de convertirse en unos bromistas expertos. También hicieron una mala imitación de cómo serían las palabras de Snape si él fuera su jefe de casa. Debía admitir que fue bastante acertada. Clavaron el tono de decepción a la perfección.

— Eden, ¿tú serás pocionista? — preguntó Fred con curiosidad. La Slytherin asintió—. ¡Genial! Serás la mejor. Imagínate, la mejor pocionista del mundo colaborando con la mayor tienda de bromas.

— Cuando me halagas de esa manera — elevó ligeramente la comisura de sus labios— es porque quieres algo. Dime.

— ¿Vendrás al partido?

— ¿Me ves con cara de ir a un partido de Quidditch?

— ¿Sí?

— Pues ponte gafas.

El pelirrojo hizo un gesto que expresaba lo ofendido que estaba, mientras George reía al otro lado de la clase demasiado ocupado guardando diferentes lotes de caramelos de la verdad y bombones de la risa. Hasta el momento, eran con lo único que podían comercializar con cuidado de no ser detectados por profesores o Percy Weasley.

— ¿No irás a vernos? — negó, enviando con la varita más caramelos a George—. Venga, Eden. Tienes que ver como ganamos.

— Es completamente ilógico — colocó las manos en sus caderas, mirándole con obviedad cuando señaló el símbolo de Slytherin a la altura de su pecho—. Si voy, sería para animar a mi casa. Y créeme, Weasley, la Copa de Quidditch me genera el mismo interés que los dramas amorosos de Gryffindor que me contáis cada semana.

— ¡La historia de amor de Jess y Daniel es interesante! — se defendió George. Principalmente, era él quien llegaba ilusionado de contarla nuevas cosas acerca de dramas que escuchaba en la Sala Común o pasillos.

— Me rompes el corazón, Eden — puchereó Fred, buscando convencerla—. Planeaba confesarte mi amor con la copa en brazos.

— Solo te soporto por el oro.

— Nuestros hijos se llamarán George II y Holly.

El gesto pasmado de Eden fue suficiente para hacer estallar en carcajadas a George, el mayor fan de ese dúo. Era difícil saber cuando Fred hablaba en serio, pero sí estaba claro que Eden creía estar viendo como sus neuronas se habían esfumado para irse muy, muy lejos.

— He tenido suficientes Weasley por hoy — colgó su mochila sobre su hombro, y se marchó.

Ambos gemelos se miraron fijamente, hasta que el mayor habló.

𝗣𝗢𝗧𝗜𝗢𝗡 ━ 𝐹𝑟𝑒𝑑 𝑊𝑒𝑎𝑠𝑙𝑒𝑦 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora