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Cuando llegó a la zona de carrozas, Fred Weasley ya estaba ahí. Abrigado con sus suaves jerseys familiares, una bufanda de Gryffindor y mejillas sonrojadas. Parecía estar memorizando algo en voz muy bajita, y de vez en cuando daba vueltas en el sitio atrayendo miradas confusas del resto que también esperaban para ir al pequeño pueblo mágico.
— ¡Eden! — saludó en cuanto la vio, vestida por completo de negro y con las manos en los bolsillos. Corrió hasta ella, y sonrió contemplando su rostro sereno—. He sido puntual.
— Ahora aplica esta puntualidad a tus clases también — el pelirrojo soltó una carcajada. Una suave brisa estremeció a la Slytherin—. ¿No vendrá George?
— Él está muy, muy ocupado – aseguró. En realidad, la última vez que le había visto estaba babeando la almohada—. Vamos, tengo muchas cosas planeadas y sitios a los que ir.
— ¿Tantas cosas tienes que comprar? — frunció el ceño con cierta confusión. Algunos les miraban con extrañeza, ¿Eden la Acusica y Fred Weasley? Era una pareja rara de imaginar, aunque el golpeador soltaba brillitos a medida que caminaba junto a la azabache. Fred trató de ser caballeroso y abrir la puertecita del carruaje, pero Eden se estretuvo un momento observando hacia el frente, donde deberían haber unos caballos que tirasen de ellos—. ¿Sabías que los carruajes no se mueven solos?
— ¿No? —miró también. Eden se sentó con tranquilidad en el interior, y de inmediato se pegó a su lado a una distancia ideal para no incomodarla—. Creí que sí.
— Son thestrals — pronunció. Comenzaron a desplazarse a un ritmo tranquilo hacia el pueblo—. Se parecen a los caballos normales, aunque tienen una apariencia más similar a una fusión con un reptil. No muchas personas pueden verlos, ya que debes haber sido testigo de una muerte.
— ¿Tú los ves? — ella negó—. ¿Me puedes contar más?
Una pequeña sonrisita tiró de los labios levemente agrietados por el frío de la azabache, y comenzó a hablarle de esas misteriosas criaturas. Fred no podía estar menos interesado por criaturas mágicas, a diferencia de Charlie o Bill, pero había acabado escogiendo la asignatura de Hagrid por Eden (para que al final le hubiera dejado solo).
Eden adoraba las pociones, artes oscuras y las misteriosas criaturas mágicas. Sus ojos brillaban cuando explicaba los temas que más la apasionaban, y de vez en cuando sonreía inconscientemente si era algo que realmente amase. Sonrió mientras le narraba las teorías acerca de los thestrals, y también cuando Fred siguió preguntando más cosas. Incluso cuando llegaron al pueblo siguió preguntando todo tipo de cosas acerca de las criaturas favoritas de la Slytherin, y por un largo rato se olvidaron de su supuesta compra.
— Oh, la hora — Eden hizo un gesto de sorpresa—. Debemos ir a comprar o se nos hará tarde.
