¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
•*¨*•.¸¸☆*･ﾟ•*¨*•.¸¸☆*･ﾟ
Fred y George se reían entre dientes, ambos mirando a su hermano enfadarse a cada paso de baile que daban Hermione y Viktor. Angelina les pedía que no molestasen a Ron, mientras Eden les dejaba a su aire aún siendo atrapada por las conversaciones de Percy.
— En realidad he dejado de tomar la prensa como mi fuente de información más confiable — comentó Eden, apartando un mechón azabache que se había escapado de esa media coleta que las chicas le habían hecho—. El Profeta no es más que un periódico oportunista, por no hablar de las falacias que se atreve a publicar Rita Skeeter.
— El Ministerio es quien publica el Profeta — Percy frunció el ceño.
— Por eso mismo no es imparcial ni objetivo — miró de reojo a Fred y George imitar a Ron—. La prensa debe estar separada de la política, y la información que ofrezca estar objetivamente analizada. Desde que ha comenzado el Torneo, tan sólo hay propaganda rosa y barbaridades sinsentido...
— ¡Devuélveme a mi cita, Perce! —exclamó Fred, volviendo a tirar de su mano. Percy hizo un gesto irritado al cortar la interesante conversación—. Di adiós a Percy, esta noche es nuestra.
— Ha sido un placer, Percy — sonrió levemente. El pelirrojo asintió imitando su sonrisa, aunque antes de decir nada más fue arrastrada junto a las parejas de baile—. Espera, Fred, no sé bailar.
— Genial, yo tampoco — quedaron frente a frente. Fred era extremadamente alto, y para mirarle a la cara debía alzar la cabeza. No se había puesto tacones o alguna zapatilla alta, por lo que la diferencia de altura era la misma—. Eso lo hace más divertido, ¿no crees?
— Si hacer el ridículo es tu manera de divertirte, supongo que sí — miró a los lados. Algunos susurraban al verlos tan juntos—. Nos están mirando.
— Porque estás preciosa — aseguró con una sonrisa enorme, extendiendo la mano contraria como si fuera un caballero—. ¿Me concederías este baile, señorita Prince?
— No llores si te piso, señor Weasley — aceptó su mano, conteniendo una sonrisa de idiota. Fred negó efusivo, y como si le diera miedo, apoyó una mano sobre su cintura. Eden carraspeó, apoyando también su mano a la altura del hombro del más alto como todas las parejas a su alrededor hacían—. ¿Ahora qué?
— ¡Bailar!
Fred no mentía, era terrible bailando. Mientras que Eden trataba de fijarse en los demás para aprender, a él no le importaba en absoluto y simplemente daba saltos y vueltas. Casi chocan con un par de parejas que de verdad estaban en su propia nube de romanticismo, y se pisaron mutuamente tantas veces que Eden supo que al día siguiente sus pies dolerían horrible. Pero no la importó. No la importó chocarse, pisarse o estar haciendo el ridículo. No la importó reírse ante un nuevo tropezón, o tener que sujetarse a él para no caer por la torpeza. No les importó ser el centro de atención hasta que se acostumbraron a la pareja caótica del fondo.
