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Daba la sensación de que incumplir normas se estaba convirtiendo en su actividad favorita desde que llegó a Grimmauld Place. No solo había enviado cartas al exterior, sino que ahora ella era la que estaba fuera con su novio y cuñado sirviendo de distracción. Sin embargo, Fred y George no podrían saber lo que estaba pasando. Para ellos, estaba yendo a ver a su padre en secreto. En realidad, estaba en un barrio mágico buscando a Percy Weasley.
— ¡Eden, aquí!
Alto, pelirrojo, cubierto de pequeñas pecas y con sus ojos azules escondidos tras unas gafas de marco cuadrado. Su parecido con su padre era impresionante.
— Percy.
— Ven, sígueme. Me alegro de verte.
Siguió sus pasos. En ese pequeño barrio mágico de Londres, muchos directamente se trasladaban en escoba o hacían magia en plena calle. Se veía como un lugar seguro, definitivamente. Una de las cafeterías tenía el logo de una snitch, y sorprendentemente fue a la que entraron con calma. Apenas había gente, pero el ambiente era cálido y acogedor. Dulce, olía a dulce.
— Te ves algo... cansado — las bebidas flotaron hasta su mesa. Infusión de canela y café—. Percy, ¿qué está pasando? No sé nada de ti.
— Dumbledore y Potter están pasando — bebió un sorbo, aunque sus gafas se empañaron—. He discutido con mi familia, ahora vivo en esta calle. Te comenté que para junio sería económicamente independiente. Lo he logrado.
— Espera, ¿no hablas con tus padres o hermanos? — él negó, frunciendo el ceño—. ¿Qué ha pasado? ¿Es por lo de las bromas de tus hermanos? Hablaré con Fred y George...
— No es por nada de eso. Es por esta loca patraña de Dumbledore sobre el regreso de Quien-tú-sabes. ¡Creen ciegamente a ese viejo! El Ministerio opina que está mal de la cabeza, y yo pienso lo mismo. Suena absurdo, y Potter definitivamente está fuera de sus cabales también.
— ¿Por eso ya no hablas con tu familia? — el tono de Eden se escuchaba con lástima.
— ¿Tú también estás de su lado? ¿Confías en Dumbledore?
— Claro que no — era cierto, no confiaba en el profesor después de como decidió volver a usar a su padre como una carnada, pero no quería a Percy de enemigo. No sólo era su amigo, sino que además una comunicación con el exterior y el interior del Ministerio perfecta. Era cercano a Fudge, algo demasiado útil en ese momento. Además... ¿Cómo podría dejarle solo a su suerte sin su familia? Percy no era tampoco muy querido en sus años de Hogwarts, y además de Penélope no tenía a nadie. Y la había dejado.
— Siempre supe que eras brillante, Eden — hizo una pequeña mueca—. Sigues... ¿Sigues con Fred después de todo esto?
— En algún momento se dará cuenta que Dumbledore podrá ser un gran mago, pero no es una buena persona — removió con la cuchara la infusión, apreciando las espirales de vapor—. Percy, tu familia...
