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— ¡George, vas a tirarlo todo!
— ¡Solo estaba colocándolo!
— ¡Lleva colocado ahí una semana, es imposible que esté descolocado!
— ¡Y yo qué iba a saber!
Angelina y Alicia se miraron entre sí, dudando en si intervenir, pero negaron finalmente. Fred y George sacaban de los nervios a Eden con mucha facilidad cuando de la inauguración se trataba, aunque Fred decidía no tocar demasiado su paciencia.
Lee rio desde su lado del local, y rodeó a ambos con los brazos y una sonrisa divertida.
— ¿Por qué no nos relajamos un poco? ¡Mañana es la inauguración! — les sacudió a ambos—. Será vuestro gran día, no nos pongamos a discutir por unos frascos descolocados.
George sonrió con inocencia, y no la quedó otra más que asentir marcando la paz. Sus amigos ahogaron la risa para no avivar la llama, y continuaron preparando todo. Los carteles de precios, los de las ofertas y los folletos informativos acerca de la calidad del producto y su certificado de legalidad. En algún momento pusieron música en la vieja radio de Lee, y empezaron a sonar bandas muggles que animaron el ambiente.
— Creo que esto es lo último — dijo, sosteniendo entre sus manos el cuadro. Fred apoyó la cabeza sobre su hombro, mirando la imagen en movimiento con una sonrisa. George también se acercó, los tres perdidos en la fotografía—. Me alegro de no haber rechazado vuestra loca oferta de negocio.
— Créeme, nosotros nos alegramos aún más — bromeó George, codeando a su gemelo—. Nuestra imprescindible socia, amiga y familia. ¿Harías el honor de colocar el cuadro final?
Fred logró cargarla sobre sus hombros por sorpresa, y miró el clavo donde iniciarían la pared de recuerdos de la tienda. En el centro, Eden colocó el cuadro de la primera foto de Sortilegios Weasley. Aseguró con magia el agarre, y sus amigos vitorearon.
— Mañana será un gran día — aseguró Fred, bajándola con cuidado—. El inicio de nuestro sueño.
— Y el día que veremos a Eden rodeada de gente fingiendo otorgar buena atención al cliente — bromeó Lee.
— No soy un troll, idiota.
— Solo a veces, mi querida mejorcísima amiga.
Eden amagó con tirarle un paquete vacío de etiquetas, aunque al tratar de salir huyendo del ataque fallido Lee chocó con una escalera de mano y acabó tirando las cajas del almacén en cadena. Los gemelos miraron de inmediato a Eden y su cara de estupefacción, y rieron cuando la azabache soltó lo que parecía una risa incrédula.
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Hacía semanas que el Callejón Diagón no se encontraba tan lleno. Desde las noticias del Ministerio bajo ataque por el regreso del Señor Tenebroso en junio, muchos se mudaban a las afueras de las ciudades, y evitaban las compras en el centro comercial del mundo mágico. Sin embargo, la noticia de la inauguración de Sortilegios Weasley fue motivo suficiente para atreverse a abrirse de nuevo.
