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Lee se quedó en la enfermería hasta que Poppy le echó a la llegada de McGonagall. Había accedido a no llamar a su padre, pero necesitaba reportar su caso a algún profesor y la Gryffindor era la indicada.
— Eden, ¿qué ha pasado? —se acercó a ella. Estaba algo pálida y sus manos tenían heridas.
— Es la tercera vez que aparece aquí con una maldición tragababosas —habló la enfermera—. ¿Cuántas veces has pasado el maleficio escondida para que no llamáramos a tu padre?
Apartó la mirada.
— Por Merlín, Eden, ¿por qué no has dicho nada?
— La última vez que le dije algo a mi padre, todo empeoró. Si les ignoro dejarán de hacerlo. Esta ha sido la primera del curso.
— ¡Y lo dices con tanta tranquilidad! — la mujer que la había visto crecer se sentó a su lado, y tomó su mano con cuidado—. ¿Cuánto tiempo lleva ocurriendo esto?
— Desde principios del curso pasado — musitó—. Ahora solo me insultan. Esto ha sido una excepción que no volverá a ocurrir.
La anciana profesora suspiró con tristeza, acariciando el dorso de su mano con extrema delicadeza. Veía a Eden como si fuera su propia hija, prácticamente había llegado hasta a cambiar sus pañales, y que le estuviera ocurriendo esto...
— ¿Los chicos Weasley lo saben?
— No, y no tienen que saberlo —se apresuró a decir—. Ya está solucionado, dejemos el tema. Mi padre no sabrá nada, Fred y George no sabrán nada, y todo se quedará aquí.
Los orbes verdosos de la Gryffindor se estrecharon buscando algún hueco por donde atajar a la estudiante, pero alzó la mirada con firmeza. Por supuesto, idéntica a Ara y Severus, tercos y negados a recibir ayuda. Negó resignada, dudando seriamente en si llamar a Snape o sus amigos. Quería saber al menos quienes eran los responsables, pero ella se negaría a hablar para no "empeorar la situación".
— Estás siendo una terca, Eden.
— Trato de solucionar la situación de la mejor manera posible — replicó—. Solo quiero comer algo y descansar. No volverá a ocurrir.
Ambas mujeres suspiraron, y dejaron ir a la Slytherin bajo la advertencia de que a la próxima avisarían a su padre sin dudarlo dos veces. Eden asintió, y fue al Gran Comedor como se proponía en un inicio. Lee hablaba con Alicia, y en cuanto la vio entrar preguntó con la mirada. Eden asintió, y él se relajó un poco. Fred y George trataban de quitarle el desayuno a Ginny, y Angelina hablaba con Katie Bell. Todo estaba bien, todo estaba perfectamente bien.
— Eden — Draco no solía llamarla demasiado por su nombre, pero esa vez lo hizo con una mirada burlona y casi orgullosa—. ¿Es cierto lo que decían esos patéticos Gryffindor?
