¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
•*¨*•.¸¸☆*・゚•*¨*•.¸¸☆*・゚
— ¿Tu qué?
Sirius pronunció aquello con tal rencor y odio que hizo a la mente de Eden procesarlo lentamente. Si los tres amigos estaban literalmente boquiabiertos, ella estaba colapsando internamente.
— Hermana. Melliza, exactamente — Lupin hizo una mueca—. La maldita no solo era una hipócrita mentirosa, sino que además una traidora. No me sorprende que acabase con un perdedor como Quejicus teniendo una hija loca.
— ¿Ara Black traicionó a los Potter? — repitió en voz alta—. ¿Era mortifaga?
— Así es — intervino Lupin, apoyando una mano sobre el hombro del animago para tener una charla más tranquila y sin insultos—. Cuando las mujeres de sangre pura comienzan a adquirir rasgos más adultos, se les organiza un matrimonio con otra familia de prestigio. Ara fue comprometida a los dieciséis con un prestigioso noble, y decidió continuar la tradición familiar.
— ¿Qué diablos estáis diciendo? — musitó—. ¿Acaso ahora me diréis que mi padre no es Severus? Mirad nuestro parecido.
— En realidad, Ara se quedó embarazada a propósito. Para huir del abusivo hombre con el que querían comprometerla, aprovechó el prestigio que tenía Severus entre las artes oscuras para obligar a su familia a aceptar un matrimonio entre ambos — Eden se contuvo de pestañear pasmada, no queriendo parecer demasiado sorprendida al respecto. ¿Su madre había obligado a su padre a estar con ella? Con razón su padre la odiaba.
— Entonces se volvió una mortifaga — Remus asintió—. Y usando la confianza que teníais depositada en ella, delató a los Potter.
— No fue exactamente así, pero Ara traicionó nuestra confianza aquel día — el hombre lobo trató de sonreír levemente para aligerar el ambiente—. Ara fue corrompida y usada por los Black.
— ¡Ara se merece haber muerto! — exclamó Sirius, de nuevo como un perro rabioso—. Esa maldita traidora, ¡si no la hubiera matado Voldemort, lo habría hecho yo!
— ¡Ara me obligó, me obligó! — Remus silenció a Pettigrew. Seguía tratando de hacerse escuchar, pero nadie quería siquiera mirarle.
— Vaya herencia familiar — alzó levemente las cejas en dirección Sirius—. ¿Debo llamarte tío?
— Con esa boca llamas papá a Quejicus, ni se te ocurra — señaló, aunque el gesto levemente burlón de Eden le resultó confortante y familiar. Sí, se parecía a Snape como si fuera un pequeño clon, pero sus facciones tenían el suave aire aristócrata de los Black, como sus profundos ojos oscuros, un gris tan penetrante que para cualquiera podría parecer negro.
— No conocí a Ara Black, al menos no formalmente. Meros recuerdos de fotografías de los que no puedo más que señalar lo normal que se veía — dijo, pronunciando las palabras despacio—. Si quieres culparme de los errores de mis progenitores, entonces yo haré lo mismo contigo. ¿Te parece justo, Black?