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Fue la primera vez que Eden soltó una risa tan fuerte en público, y también la primera vez que Harry Potter sentía que había hecho algo bien bajo la aprobación de la estricta Premio Anual. Algunos se giraron a mirarla, pero estaba demasiado ocupada ojeando El Quisquilloso.
— Brillante, apuesto a que todo el mundo mágico está en estos momentos comprando un ejemplar — pasó a la zona de teorías extrañas acerca de demonios de fuego en el bando secreto del Ministerio, y cerró la revista—. Ni Umbridge podrá impedir que esto se mueva como la pólvora. Fred y George son expertos con el contrabando, creedme. Les iré pidiendo que hagan las falsas portadas.
Luna, en silencio tras ella, sonrió feliz.
— Mi padre dice que nunca ha tenido tanto trabajo — su voz eran como campanitas. Relajante, dulce, tranquila—. Es genial, Harry.
— Ten — sacó de su bolsa un par de monedas, y se las extendió a la Ravenclaw—. Yo me quedaré con esta, y otras dos. Apuesto a que Remus y Alastor querrán leer esto.
— Espera, Eden — Luna aceptó feliz la compra, aunque cuando quiso darle el cambio ella lo rechazó y la dijo que se lo quedara para imprimir más revistas. A saltitos, la Lovegood se fue a seguir vendiendo—. El correo está siendo registrado.
— Hermione — el tono de Eden fue ciertamente burlón. Por un momento les recordó a ese que los gemelos usaban antes de burlarse de alguien—. ¿Con quién te crees que estás hablando? Por supuesto que no enviaré las revistas sin más, soy más consciente que nadie de las regulaciones internas de Umbridge. Además, Alastor no me deja enviarle cartas que no estén codificadas, aún si simplemente hablamos de ajedrez mágico o el clima.
Hermione se sonrojó avergonzada, y Ron soltó una risa baja que casi le provoca un atragantamiento.
— ¿Te escribes mucho con Ojoloco? — preguntó curioso Harry. Eden asintió como si fuera lo normal—. ¿Sabes algo de la...?
— Harry, ¿conoces la palabra "discreción"? — cortó con seriedad—. Aún si supiera algo, sería confidencial.
— No eres miembro de la Orden.
— Ni tú tampoco — replicó. Harry rodó los ojos—. Si veis a los gemelos decidles que me busquen donde siempre. Harry, no repliques a Umbridge cuando venga a pedirte explicaciones. Hermione, creo que Ron se está ahogando.
A medida que paseaba por los pasillos, veía más y más revistas. La entrevista de Harry con El Quisquilloso había sido un completo éxito, y paulatinamente la verdad se esparcía por Hogwarts. No estaba muy segura de lo que estaba ocurriendo más allá de los muros del castillo, pero suponía que en lugares como el Callejón Diagon estaba siendo una primicia.
