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Si no era ya un desastre el despido de Trelawney, ahora uno de los profesores era un centauro de visiones místicas en las estrellas que, cuando se presentó como la Premio Anual, comenzó a hablar de las estrellas de su destino y el sufrimiento. Tal vez si hubiera sido más claro no la habría incordiado tanto, pero simplemente murmuró un par de palabras sueltas que unidas sonaban a acertijo, y la despidió para ir a pastar o disfrutar de ser medio caballo. No estaba segura de qué haría con su tiempo libre en Hogwarts.
Sin embargo, no era algo en lo que centrarse con la llegada inminente de los EXTASIS. Sus horas de estudio se habían endurecido, y había pedido pacíficamente a Fred que la dejase estudiar sola si él pretendía distraerla de algún modo. Esperaba que dejara de ir a la biblioteca, pero se pasaba de vez en cuando cuando sabía que estaba descansando entre asignaturas y pilas de libros. Sin el Quidditch y las estrictas regulaciones de bromas, estaba cada vez más irritado y había abandonado por completo el interés en todo lo referente a Hogwarts.
Tal vez lo único que lograba mantenerle animado fueran Sortilegios Weasley, el Ejército de Dumbledore y que Eden aún no le había echado cuando iba a visitarla en su santuario de estudio.
— Descansar una noche no disminuirá tus notas — aseguró Fred, tirando de su mano por los oscuros pasillos hacia la reunión. George ya estaba ahí con Lee y las chicas porque él había ido a recogerla a las mazmorras—. Seguro que aprendemos algo muy útil para el EXTASIS de Defensa.
— En Pascua no perderé ni una sola noche...
— ¿Ni si quiera en mi cumpleaños? ¿Nuestro primer aniversario? Me rompes el corazón, amor — bromeó. Sabía que haría esas excepciones—. El Lunes de Pascua es mi cumpleaños, y al día siguiente nuestro aniversario. Si no puedes...
— Claro que puedo, lo tengo todo organizado — pasaron frente a la pared un par de veces, y la puerta se materializó—. Tengo el horario de estudios planeado a la perfección desde que comenzó el curso, claro que he tenido en cuenta esos dos días. También he ido ajustando todo a las reuniones, aunque a veces duran más de lo que tengo en los horarios.
Fred miró a los lados antes de que pudiera abrir la puerta, y la agarró con firmeza antes de besarla en medio del pasillo desierto. Le dio un golpe en el brazo con cierta vergüenza cuando, justo antes de abrir la Sala de Menesteres, le dio una palmadita bajo la falda del uniforme.
— ¿Qué vamos a hacer hoy, profe Potter? —sonrió, cerrando tras ambos.
Eden se fue a la esquina más aislada, y comenzó a susurrar con una Ravenclaw acerca de algo. Eden asintió un par de veces, y la soñadora rubita sonrió. Ginny se metió también en la conversación de ambas, y Fred disfrutó en silencio de ver a sus dos chicas favoritas llevarse bien. Siempre pensó que si su futura novia y Ginny no congeniaban, no podría mantener una buena relación. Eden era simplemente perfecta.
