NINE | AMORTENTIA

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Podía sentir la mirada de su padre clavarse en su mente muy, muy, muy profundo, como si estuviera buscando una verdad absoluta que le encontrase la definitiva solución a sus dudas tras lo que presenció el sábado en las mazmorras.

Su adorada hija, prefecta responsable y alumna con mejor expediente, acompañada de Fred Weasley, quien aprobó tres TIMOs de puro milagro y disfrutaba de incordiar a los demás mediante el ruido y las bárbaras bromas. Por no mencionar la bufanda, su cercanía, las palabras que compartieron o ese atrevimiento tan insensato del pelirrojo al besar su frente.

— Bien, ¿alguien sabe qué es la poción de mi caldero? — Eden de inmediato levantó la mano. El plan iba a la perfección—. ¿Sí, señorita Prince?

— Amortentia, profesor. La poción de amor más poderosa del mundo — avanzó un paso, hablando con seguridad. A su lado estaba Angelina Johnson, y tumbada en la mesa del fondo Alicia Spinett alzando los pulgares en su dirección como si fuera una felicitación por saber algo tan básico—. Es fácilmente reconocible por su aroma atrayente, color suave y espirales de vapor crecientes.

— Diez puntos para Slytherin — los compañeros de la prefecta sonrieron. Tener a Eden en su casa significaba tener una ventaja numérica en cada clase a la que asistiera—. Detalle más acerca del aroma de la poción.

— Cada persona huele la Amortentia en base a aquello que más le atrae o ama, una característica única que no poseen otras pociones — siguió hablando.

— ¿A qué huele usted?

Ambos Slytherin tuvieron por un segundo una batalla de miradas. Eden avanzó sin problemas hacia el humeante caldero, y antes de inspirar suave, le lanzó una mirada mordaz a su padre. Este alzó de manera casi imperceptible sus cejas oscuras, atento a cada cambio en la expresión de la adolescente. Primero, frunció ligeramente el ceño, hasta que poco a poco su expresión palideció, miró el caldero como si fuera una poción equivocada y lentamente retrocedió tratando de cambiar de nuevo a una cara de poker.

— Canela — carraspeó—. Libros nuevos y lluvia.

— Gracias por su intervención, señorita Prince. Bien, abrid los libros por la página cincuenta y ocho. Los ingredientes están en los armarios.

El caos comenzó como cada vez que debían preparar una poción, y Eden fue de nuevo a su puesto. Alicia miraba con curiosidad el caldero de Amortentia, y Angelina alzaba las cejas con una expresión cómplice y burlona.

— Podrás mentirle a Snape, pero a mí no, cielo — guiñó. La azabache abrió su libro con un suave carraspeo, tratando de deshacerse del nudo en su garganta—. ¿A qué olía?

— Canela, libros viejos y lluvia — repitió.

— ¡Já, te pillamos! — señaló Alicia—. Antes has dicho libros nuevos. Venga, puedes confiar en nosotras. Yo voy a aprovechar el momento en el que Snape vaya a humillar a alguien para oler el caldero.

𝗣𝗢𝗧𝗜𝗢𝗡 ━ 𝐹𝑟𝑒𝑑 𝑊𝑒𝑎𝑠𝑙𝑒𝑦 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora