9. Say yes to heaven

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Say Yes To Heaven

Federer apareció desde el fondo del estacionamiento de los complejos de Australia Open con esa manera suya de caminar pavoneándose, como si fuera el último hombre del mundo a punto de salvar el planeta ante extraños o como si fuera una guerra y él es el primero en salir a la defensa. Su mirada es firme, seria, fuerte y casi inexpresiva.

Creí que existiría cierta tensión entre él y yo después de la cena de anoche, pero no es el caso, Roger cambia su mirada cuando llega hasta mí y dice:

―12 segundos. Me observaste durante doce segundos mientras yo caminaba hasta ti ―sonrió.

Y con su sonrisa despidió aquel aroma varonil y tentador que sale de sus labios, que me hace lamer los míos y bajar mi mirada al suelo avergonzada de solo pensar que...

―Bien, Rybana, volvamos al Tenis ―dice notando mi incomodidad―. En media hora te enfrentarás a una polaca, no tengo idea quién es, pero sí sé que está en busca de lo mismo que tú: clasificar.

Asentí, y él continuó:

―Así que es importante tener en cuenta dos cosas: la pelota no debe picar de tu lado, y las decisiones son propiamente tuyas y de nadie más. ¿Entiendes?

Volví a asentir.

―Yo no estaré jugando por ti, ni te daré indicaciones, todo cae en tu responsabilidad, y déjame decirte algo: confío en ti, creo que vas a ser grandiosa en este deporte.

Federer, a pesar que tiene que entrenar y prepararse para su propio torneo, de igual manera me acompañó durante todo el día y me contó varias bromas para relajarme un poco. Me hizo reír bastante, y por momentos me hizo olvidar que estaba a punto de jugar mi primer partido.

 Me hizo reír bastante, y por momentos me hizo olvidar que estaba a punto de jugar mi primer partido

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PRIMER PARTIDO:

Veo solo quince personas en sus butacas, Federer no está aquí porque está entrenando, mi padre me observa desde lo lejos con mi fisioterapeuta, el sol me apunta fuertemente haciendo que mi piel enrojezca, y delante de mí, tengo una compatriota llamada Diyas que está dispuesta a dejarme fuera del torneo.

La cancha en la que estoy ubicada tiene suelo azul, líneas blancas resbalosas y una red de por medio que determina en lado de cada una.

Diyas apunta como un rayo contra mi lado, y en el segundo que la pelota hace su pique y regresa a mí, corro de un lado a otro dispuesta a no permitir que pique una vez más. Recuerdo los consejos de Maria Sharapova en el entrenamiento, diciéndome que debo acercarme a la red y atacar hasta ahogar a mi rival, así que intento hacerlo pero fallo.

Diyas me gana el primer set por muy poco. 6 – 4.

Es mi turno de sacar.

Deslizo la pelota despegándola de mi mano, levanto la raqueta, salto, empujo el tiro, y... Rebota justo sobre la red.

La número 1 del mundo [Roger Federer] [#2 HEUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora