19. El camino a Dubái I

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El camino a Dubái.

Algún tiempo atrás era una persona tímida, que no podía mantener la vista en una conversación, que no lograba tener un buen saque o tomar decisiones dentro de la cancha. Hoy se puede decir que las cosas han cambiado.

Sobre todo tomando en cuenta que tengo sexo tres o cuatro veces por día con Alexander. Y al principio satisfacía todos mis huecos pero últimamente, cuando termina el orgasmo y recuesto mi cabeza en la almohada, el vacío emocional es enorme.

Hoy desperté con él a mi lado, y al encender mi teléfono, la primera noticia que veo es que Roger Federer pidió el divorcio a su mujer y está surgiendo como título principal en todos los medios de comunicación.

―Buen día ―dijo Alexander dándose la vuelta.

Odio su tono de voz.

―Hola ―dije muy bajo y me levanté.

―¿Por qué huyes?

―No huyo, solo tengo que ir a entrenar.

―Qué suerte la tuya, yo ni siquiera tengo entrenador ―bostezó y se giró para seguir durmiendo.

No supe qué contestar, así que me vestí y salí de la habitación. Federer estaba esperándome en el jardín de mi casa, con la humedad y el amanecer justo detrás de él.

Tampoco sé qué decirle.

―Buen día ―dice él mientras me observa acercarme―. Corremos una hora y luego empacamos y vamos a Dubái, ¿Te parece?

―¿Dubái?

―Mañana empieza uno de los torneos más importantes ―dice mientras hace pequeños saltitos para entrar en calor, yo lo imito―. No es tan importante como un Grand Slam, pero casi. Es un máster. Te dará mil puntos en el ranking y mucho dinero, además que las mejores tenistas y los mejores equipos del mundo estarán probándose allí. Es una buena oportunidad.

Asentí. Por un breve instante pensé qué tan diferente sería nuestra relación si en lugar de encontrarnos en el jardín de mi casa para hablar de mi carrera tenística, nos juntáramos a desayunar y hablar sobre algo tan triste como su divorcio. Pero así es él, así elige ser, y así elijo ser yo.

―Comencemos ―dice.

El viaje a Dubái fue con permiso de mi padre, aunque muy de mala gana dijo que él también viajaría pronto junto a Alexander, así que tengo pocos días a solas con Roger

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El viaje a Dubái fue con permiso de mi padre, aunque muy de mala gana dijo que él también viajaría pronto junto a Alexander, así que tengo pocos días a solas con Roger. No importa. Últimamente me siento una tonta por creer que tengo alguna chance con él.

Ah, y lo de siempre.

Arrastramos las ruedas de nuestras valijas sobre el suelo patinado del aeropuerto, y las personas y los paparazzis no tardaron en rodear a Roger. Es una superestrella, y es gracioso que semejante superestrella me entrena a mí, me mira a mí, me cuida a mí, y me quiere a mí. A veces olvido la inmensidad de todo lo que significa esto, y de alguna manera, me achico. Me siento pequeña nuevamente, como la primera vez que lo conocí, que me intimidé con solo escuchar su tono de voz.

La número 1 del mundo [Roger Federer] [#2 HEUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora