23. El único indicado

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El único indicado

El año es largo, pero no tan largo cuando llega marzo.

Marzo es uno de los meses más esperado por los tenistas:

―Son tres semanas donde hay dos torneos máster, y ambos tienen suma importancia como si fueran Grand Slams: se llaman Indian Wells y Miami Open. Uno en California, y el otro en Florida ―explica Federer.

Esta mañana apareció en la puerta de mi casa, después de una semana sin vernos al finalizar la Laver Cup donde decidió pasar los días con sus amigos más íntimos e hijos. Me convidó café, y al rato ya estábamos trotando por la mansión de mi padre, a pesar del mal clima.

―Cuando ganas ambos torneos, logras el Sushine Double: así es como le llaman debido a las altas temperaturas, condiciones, requisitos y esfuerzo que conlleva estar casi cuatro semanas completamente concentrado en dos campeonatos distintos ―dice algo ahogado, corriendo a mi lado.

―¿Lo lograste alguna vez? ¿Llegar al Sushine Double?

―Sí, unas tres veces.

Lo miré asombrada.

Él lo dijo con total normalidad, como si viviera mundanamente sabiendo que logró el Sushine Double no una, ni dos, sino tres veces. Es algo maravilloso. Y me pregunto si alguna vez tendré la capacidad para también lograrlo.

―¿Y ya tienes nuevo entrenador? ―preguntó.

Es incómoda para ambos aquella pregunta.

―Mi padre no me comunicó nada por el momento. Me gustaría que fueras tú, obviamente.

Paramos de trotar, solo porque él se detuvo, y en medio de la nada con césped verde apagándose ante las nubes tormentosas, me paré frente a él. Sus ojos se achinaron para observarme detalladamente, y pronunció:

―La Federación de Tenis sabe que soy tu entrenador, y ayer me llamaron para comunicarme que tu acta de nacimiento es de Rusia. Significa que...

―Nací en Rusia ―dije.

―Sí, y no solo eso, sino que tu documentación está hecha en Rusia, por lo tanto, tienes dos nacionalidades.

No me sorprende que mi padre me oculte mi identidad, o la de mi madre, pero sí me sorprende que Federer me esté comunicando esto.

―¿Me ayudarás? ―le pregunté dando un paso al frente―. ¿A ubicar a mi madre?

Federer sostuvo sus palabras, como si quisiera decirme algo más, pero en lugar de eso, dio un paso adelante hasta chocar su pecho con el mío, me tomó de ambos lados del rostro, y me unió dulcemente a sus labios. No es una sorpresa que me bese, en verdad, en la Laver Cup comprendí que Federer no estaba molesto conmigo, y al contrario, me miraba y abrazaba como si me necesitara. Todo me daba a entender que soy alguien especial para él.

Sentí la humedad de sus labios, el aroma de su respiración, la piel de su nariz hundiéndose en el hueco entre la mía y mi mejilla, sus dedos suaves y finos acariciándome, y su sonrisa en medio del beso cuando sentimos las primeras gotas de agua caer de las nubes.

Se separó un poco, apenas uniendo nuestras frentes:

―Te ayudaré en todo lo que necesites ―dijo con un tono ronco casi en susurros mientras sostiene mi rostro―. Es injusto que me enamore de ti a mis casi cuarenta años de edad, ¿Por qué no apareciste antes?

No respondí, solo estiré mis piernas y lo enredé en mis brazos dándole otro beso más, esta vez, dejando que la lluvia se interponga entre nosotros y terminemos separándonos para luego correr a las carcajadas salpicando nuestras rodillas en los pequeños charcos.

La número 1 del mundo [Roger Federer] [#2 HEUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora