60. Roland Garros III

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Roland Garros III

No creo que ser hermana de Paris Waters me traiga problemas, digo, es bastante obvio que ella sabe cómo defenderse y cómo defender a los demás.

—¿En qué piensas? —pregunta Roger, mientras me ayuda a colocarme mis medias en los pies, ya que, el embarazo no me permite inclinarme lo suficiente.

—Pienso en que muero de ganas en que Paris Waters se entere que somos hermanas.

—Sabes que no puedes hacerlo. La pondrás en peligro, y tú también.

—Oh, vamos, pero sería divertido ver su rostro cuando la persona que ella más odia, resulta ser su hermana.

—No creo que te odie, no te hubiese defendido. Y no es la primera vez que lo hace, te ha defendido en Wimbledon cuando rechazaron las rusas. También te defendió cuando ciertos periodistas quisieron arruinar tu imagen porque jugabas partidos muy rápidos y no permitías partidos largos. Creo que ella es especial, sí, y puede que sea un poco grosera con las personas que se merecen una buena paliza, pero si ella te odiara, ya te hubiese escupido el rostro.

Reí bastante, sobre todo porque Paris Waters tiene una terrible costumbre de siempre escupir a quienes la hacen enojar. Y la noticia sobre cómo lastimó al periodista para defenderme, se hizo viral en todos los medios de comunicación. Ahora no la consideran una villana, pero tampoco la consideran alguien agradable. En conclusión, no son solo los periodistas y los tenistas quienes le tienen miedo, también sus fans. Excepto yo. Yo no le tengo miedo.

—¿Ves? Nadie va a asesinarme, o poner mi vida o la tuya en riesgo si Paris Waters está alrededor nuestro. Todo el mundo se siente intimidado por ella.

Él me miró, y me miró sorprendido porque creyó que yo era más inteligente. Pero es difícil no tener ansiedad, o desesperación por decirle a alguien que conoces tan bien: eres mi hermana.

—No es así como funciona, Rybana. Esto no es un juego de niños, ni tampoco es un partido de tenis, o una rueda de prensa de tenis. Esto es una mafia que compra y vende niños, y no habrá ninguna Paris Waters que pueda defenderte de eso.

—Lo sé —dije tranquilizándolo.— Pero tú ya la pusiste en riesgo cuando le dijiste que su nombre real es Katha.

—No la puse en riesgo, ella sabe moverse entre las sombras. Tarde o temprano, ella sabrá, si debe indagar o no. Además, ella ama a su hermano y no creo que esté dispuesta a reconocer que él no es su hermano.

—Eso es lo que no entiendo —dije y me levanté de la silla, tomé mi raqueta y comencé a practicar ciertos movimientos en el aire.— ¿él es mi hermano también?

—No lo creo, creo que él también ha sido adoptado, imagino que debe tener diferentes padres a ustedes dos.

—Sin embargo, su cabello...

—Sí, ambos tienen cabello dorado. Pero físicamente no se parecen en nada, creo que el señor Waters compró a ambos simplemente porque le gustó sus cabellos. Así funciona el mercado de los niños, mientras más pequeño y más distinto eres a todos los demás niños, más costoso eres.

Escucho esas palabras como si fuesen una puñalada directa al corazón, pensar que he sido comprada, que he sido hija de prostituta, y que toda mi vida he corrido riesgo me hace sentir otra persona, como si no fuera yo. Es difícil aceptarlo.

—Entonces, ¿me recomiendas seguir con mi vida como si nada? ¿Como si ella no fuese mi hermana?

—Sí, es todo lo que puedes hacer por el momento.

La número 1 del mundo [Roger Federer] [#2 HEUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora