10. La 1089 del mundo

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LA 1089 DEL MUNDO.

Roger y Jack son famosos periodistas del Tenis que se la pasan hablando y opinando sobre los distintos jugadores, y esta vez, Federer me llamó para avisarme que estos dos personajes estaban hablando de mí en televisión, exactamente en ESPN:

―¿Qué nos dices del circuito femenino, Jack?

―Bueno, en verdad Roger, nunca hay mucho qué decir sobre el circuito femenino. Y no quiero sonar sexista o retrógrado, pero desde que Serena Williams está ausente por lesiones y embarazo, que ninguna de las jugadoras es consistente. Pueden tener una temporada buena, y jamás regresar a ser buenas. Tal vez Maria Sharapova esté al nivel de Serena Williams, pero también está retirándose.

―Déjame decirte, Jack, que es una opinión bastante escuchada en los espectadores. Nadie paga por ver partidos de mujeres porque ninguna de ellas sobresale. Siempre hay una ganadora distinta en cada torneo, y ver tantos rostros que van y vienen... Es aburrido. En cambio, en el circuito masculino, el que es bueno es bueno por naturaleza y se mantiene bueno durante todos los años de su carrera. Es decir, siempre tenemos los mismos candidatos a ganar.

―Definitivamente aburrido, Roger. Pero, hablando de esto, ayer estuve paseando por las canchas de clasificaciones, y por uno de esos tantos motivos, caminé por el circuito femenino... Y me encontré con una jovencita, llamada Rybana, que tiene la fuerza y velocidad de un hombre.

―Cabe destacar, para los espectadores, que hay una clara diferencia física en el circuito masculino que femenino. Los hombres tienen un juego más veloz, fuerte, profundo, y excesivo, en cambio las mujeres usan más las estrategias, los puntos ganadores, el buscar el error de la otra, y no tanto el sacrificio físico.

―Exactamente, Jack, sin embargo, Rybana se presentó como una jovencita de Kazaja, sin estrategias y sin grandes atributos físicos. De repente, empezó a golpear agresivamente, punto tras punto, algo nunca antes visto en el circuito femenino. Las mujeres no están acostumbradas al juego tan agresivo de los hombres, y de repente, Rybana arrinconó a su rival de una manera agresiva, sin consideración, y la dañó psicológicamente y físicamente. Fue lo mejor que vi en todo ayer, y eso que también visité las canchas masculinas.

―¿Y Rybana clasificó al torneo?

―Oh, sí ―sonrió―. Clasificó a Australia Open y mañana estará jugando su primera ronda con la increíble número dos del mundo: Serenka.

―Digamos que no tendrá muchas oportunidades siendo amateur, al enfrentarse a una alta profesional como Serenka ¿No?

―No quiero hablar del futuro, Roger, pero confío en lo que vi de Rybana ayer, y creo que Serenka siendo la número dos del mundo, tendrá que tenerle miedo a la número 1.089 del mundo.

¿1.089 del mundo? ¿Así que debuté en ese puesto? Bueno, no está nada mal. Sin embargo, no es eso lo que me quita el aire de mis pulmones, sino la idea de que mañana debutaré primera ronda oficialmente contra la número dos del mundo.

Supe cómo enfrentar a jugadoras en mi misma condición en estas clasificaciones, cosa que antes era imposible para mí, pero bajo ningún termino puedo enfrentar a una jugadora élite que ganó cientos de masters.

Le expresé estas palabras a Federer cuando él me llamó a entrenar durante la tarde. Jugamos un partido donde él bajó un poco su nivel para que yo pudiera ganarle el primer set, luego él me ganó los otros dos sets.

―«¿Jugadora élite?». Rybana... Tu rival, Serenka, estará tan abrumada y presionada como tú. Tú tienes nada para perder, porque eres «don nadie», en cambio, ella tiene todo a perder. Imagina lo que dirán los periodistas si la número dos del mundo pierde contra la 1089 del mundo. Y con lo sexistas que son, de seguro que le echarían la culpa al género femenino por ser... Simplemente mujeres.

―Hiciste que ella me diera pena ―reí.

Federer también rio, y ambos nos sentamos en el suelo de la dura pista, con un par de coca-colas y mirando al atardecer lejano.

―No sé qué tiene tu padre, pero, creo que no es bueno para ti ―dijo de la nada.

Guardé silencio.

―Seguro tú sabes por qué. Y una de las características principales como atletas, es poder mantener nuestras cabezas despejadas dentro de la cancha, y eso no ocurre si hay problemas en nuestras vidas personales.

―No hay problemas en mi vida personal ―levanté mi vista y me obligué a mí misma en no soltarle la mirada―. Soy feliz. Nací con un padre millonario, nunca me faltó calefacción en el invierno, ni aire frío en el verano, tampoco comida o duchas calientes, y siempre tuve la oportunidad de viajar de vacaciones al país que quisiera. Nadie con tantos privilegios podría ser infeliz.

―Puedes disfrazar tu mundo y hacerlo más bonito, pero el dolor de algo siempre está, no importa cuánto intentes ignorarlo. Y hay algo en ti, que te está absorbiendo. En verdad, Rybana, progresaste mucho de la primera vez que te vi hasta ahora, y no solo deportivamente, así que te creeré si me dices que eres feliz, pero no te creeré si me dices que eres feliz porque eres millonaria. Yo también soy millonario, y no siempre soy feliz.

―Nadie es plenamente feliz.

―Tal vez. Y es nuestro deber como atletas encontrar la solución para poder abrirnos en el deporte.

Dejé de mirarlo, pero sé que hay una sonrisa escondida en sus labios. Le agrada que lo mire a los ojos sin miedo.

Al siguiente día desperté algo acalorada.

Apenas pude bañarme, apenas pude coordinar mis manos al tomar las prendas deportivas, y apenas pude mirarme en el espejo sin decirme a mí misma «Hoy juego mi primer partido como tenista profesional».

Se siente un poco feo, hasta tengo ganas de vomitar.

Mi padre ingresó a la habitación, mientras estoy en bata y seco mi mojado cabello con una toalla, y se muestra tan nervioso e impaciente como yo.

―Si pasas esta primera ronda, no es necesario que luego ganes la segunda ―sonríe nerviosamente―. Ya será suficiente para que el mundo conozca el nombre de nuestro país. Te llevaré de regreso a casa y te tratarán como una campeona. ¡Y el año que viene volveré a la presidencia!

―¿Y si paso la segunda ronda?

―Bueno, no creo que lo hagas ―sonrió nuevamente y juntó sus manos―. Vamos, Rybana, solo tienen que nombrar nuestro país y poner tu bandera en las pantallas. Eso será suficiente para tener reconocimiento.

Volví a mirarme en el espejo. Hace un mes atrás, hubiera asentido y sonreído a mi padre, pero hoy decido darle la espalda y creer en mí.

Haré mi mayor esfuerzo por ganar.

La número 1 del mundo [Roger Federer] [#2 HEUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora