La número 1 del mundo [Roger Federer] [#2 HEUS]

30. Roland Garros I

30

Roland Garros I

«Rybana, la promesa del tenis femenino, abandona la final en Madrid». Titulariza The Guardian en su nueva edición de diario con una foto mía concentrada en el juego de algún partido anterior.

«Rybana, la aprendiz de Roger Federer, ingresa al top 70 del mundo convirtiéndose en la número 67». Dice la portada del diario una semana después.

Y al siguiente mes:

«Rybana, la nueva número 55 del mundo, gana el torneo Máster de Roma».

Y a los dos días:

«¡EXCLUSIVA! Fotos de Rybana entrenando junto a Federer a punto de debutar en Roland Garros».

Así es.

Han pasado casi dos meses desde la última vez que redacté mis palabras. Ese día, después de mi colapso, regresé con Federer y le dije que quería entrenar. No quería hablar, ni pelear, ni besar, solo entrenar. A él le pareció más que interesante mi decisión. No me preguntó por qué abandoné el partido ni tampoco insistió en regresar a la cancha, simplemente, tomó su raqueta y caminó en silencio hasta el jardín del hotel donde comenzamos el entrenamiento.

Al rato ya estábamos hablando con total normalidad, y pronto, estábamos en la cama desnudos y riendo. Algo que me gusta de él es su actitud tan caballera a la hora de hacer el amor. Siempre pregunta si hay algo más que pueda hacer por mí, cuando a mi basta con solo besarlo, y luego me pregunta si puedo abrazarlo... Cuando sabe que, en realidad, lo haría toda la vida.

Pero, volviendo a aquel día, nos dormimos abrazados y luego despertamos para entrenar y viajar a Italia, donde comenzamos el siguiente torneo. Esta vez, los dos estábamos seguros del resultado, y decidimos mantener la estabilidad emocional y física hasta la final, donde me enfrenté a Neimir y le gané en dos sets corridos.

Logrados los puntos del Máster, me convertí en la número 55 del mundo, y ese mismo día, viajé a Francia para comenzar la pre-temporada de Roland Garros.

PRIMERA RONDA

RYBANA VS AMATEUR RECIÉN CLASIFICADA

Caminé con la cabeza alta, sosteniendo mi bolso y dejando que el caluroso sol golpeara sobre mi rostro. Recibí los aplausos con una sonrisa, y después de entrar en calor, me preparé para comenzar.

La jueza ordenó que ya era tiempo, y ambas nos posicionamos en nuestros respectivos lados.

En 24 minutos, terminé el primer set 6 – 0. La menor cantidad de tiempo que tuvo una tenista jamás para acabar con el primer set.

Noté mi rostro en las pantallas, mostrándome algo fuera de mí. Y es así cómo me siento. Ni siquiera pienso o tengo emociones, solo juego. Y estoy tan concentrada, que, en uno de mis saques, vi a mi rival caerse al intentar devolver la pelota. Su brazo casi se dobla en el impacto y apenas pudo soportar el dolor. Le lancé una pelota tan fuerte que no tuvo chances. Sentí la ovación de pie de los espectadores y los gritos de los periodistas de nuestro alrededor... Y de allí en más, gané el partido con suma rapidez y velocidad.

Al terminarlo, noté que fueron solo 44 minutos de partido.

Algunos tenistas me agradecieron la sencillez con la que finalicé el juego, ya que, a ellos les acomodaron los horarios para jugar más temprano.

Feliz y sin dolor ni menos lesiones, comencé a prepararme para la segunda ronda.

SEGUNDA RONDA