64. Michael

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Michael

Ambas acordamos en mantener en silencio la idea de que somos hermanas porque sabemos que corremos peligro si se enteran quienes no deben enterarse. Sin embargo, he pasado los últimos días viendo series, películas, leyendo, y comiendo. Novak pasa más tiempo aquí que ella, y me hace reír bastante con las estupideces que hace: por ejemplo, ayer estaba preparando carne asada en el jardín de la mansión, y cuando la vio a Paris saliendo de la piscina con su mini-bikini roja que aprieta sus senos y su trasero, él retrocedió varios pasos embobado ante ella hasta accidentalmente caer al agua con la carne en mano.

Fue muy divertido, y mientras ellos rieron entre ellos, yo me reí desde el balcón de la habitación y luego lloré porque ya no tengo momentos así con nadie.

Me pasó con Michael y me está pasando ahora: cuando cumplí seis meses de embarazo, dejé de tener vida. Es como si las embarazadas tuvieran que ofrecer tres últimos meses únicamente a los caprichos de sus bebés... Y no es justo.

Sin embargo, me siento en paz.

Hoy temprano Paris y Novak se fueron. Armaron sus valijas y viajaron a Inglaterra donde disputarán Wimbledon ―el torneo al que yo nunca pude jugar―. Y me dejaron aquí, sola, comiendo helado y llorando.

No sé cómo volveré a mi mejor nivel después de esto. Sé que Paris ganará Wimbledon como el año pasado, y le quedará ganar un solo torneo para quitarme el número uno. Probablemente después de Wimbledon, ella ganará el Abierto de Estados Unidos, que es su segundo hogar y ya no habrá vuelta atrás. Será la mejor del mundo mientras yo estaré dando luz a los mellizos.

Ahora, mis pensamientos son interrumpidos cuando escucho la puerta sonar un par de veces. Quien sea que es, es alguien de confianza porque Novak instaló seguridad privada que solo permite conocidos de él ingresar al perímetro. Así que me coloco mis pantuflas, tapo mi pecho sin sostén con una bata, y me acerco con pasos pesados hasta la puerta. Doblo la manija y allí está... Roger.

Suspiro al verlo, e inevitablemente siento que ya no soy una embarazada que vive por su embarazo sino una mujer enamorada.

Él lleva su cabello peinado hacia atrás, sin un puto pelo blanco... Todo oscuro, y debajo de sus ojos se han formado dos largas líneas de arrugas que se ven hermosas simplemente por ser él.

―Paris me envió un mail, dijo que traiga a Michael ―dice.

No me dice «hola» ni «¿Cómo estás?ۘ» solo me ofrece la mano de Michael, quien me mira impaciente.

―Ah, sí, pero ella salió para Wimbledon ―sonrío nerviosa―. ¿Quieres pasar?

―No.

Borro mi sonrisa. ¿Qué le sucede?

―¿Hay algo que quieras decirme? ―pregunto.

―No. ¿Y tú? Un mes y medio sin hablarme ―levanta sus cejas mostrando cierta indignación―. Te escapaste como si yo fuera una mala persona, y ahora Novak y Paris me rechazan y desconfían de mí.

―Sabes que no es contigo, es con...

No puedo decir ni siquiera el nombre de aquel hombre. Miro a Michael y lo veo... Veo a ese abusador.

―¿Sabes? ―pregunta, logrando que regrese mi mirada a él―. Tal vez fue un error haberme enamorado de ti.

Y sé que lo dice con mucha angustia, como si lo estuviese pensando desde hace mucho tiempo.

―Hay personas que simplemente no pueden tener una vida amorosa, creo que tú eres una ―finaliza de hablar―. Te ha pasado algo horrible, es decir, lo peor que le puede suceder a un humano... Y te ha bloqueado para siempre. No podrás entregarte por completo a nadie más, y debí saberlo desde el día que me lo contaste.

La número 1 del mundo [Roger Federer] [#2 HEUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora