Capítulo especial.
Recuerdo la vez que tuve a Michael. Tenía solo quince años, todavía sentía dolor en mi intimidad cuando recordaba las cosas que ese mal hombre me había hecho. Y, entonces, un hombre de bata y guantes blancos apareció en mi habitación de hospital y le dijo a mi padre:
―Ya es hora.
Me trasladaron en camilla mientras yo me mantenía callada, observando el techo mientras lágrimas de dolor caían sobre mis mejillas hasta las sábanas. Escuché a una de las enfermeras decir a otra:
―¿Has notado que ni siquiera se queja del dolor? Tiene literalmente un bebé a punto de salir.
―Esta chica está muerta en vida, la he atendido varias veces desde que... ya sabes, desde que apareció luego de la violación. No ha vuelto a reaccionar después de eso.
―Pobre niña, ojala su destino hubiese sido distinto.
Sentí que me estaban sepultando en lugar de llevarme al quirófano. Y por sobre todas las cosas, sentí que ya no era una adolescente de quince años, sino una madre... Otra persona. Ya no me verían con los mismos ojos, y mi vida nunca volvería a ser la misma.
Mi padre me sostuvo de una de mis manos cuando llegamos a la camilla de luz blanca. Ayudó a los médicos a que me coloquen una inyección en la espalda, la cual "aliviará el dolor" del parto, y luego me recostaron para comenzar con el trabajo.
No grité pero tampoco lloré, solo hice la fuerza necesaria hasta que sentí que se me abría toda la piel de mi intimidad. Y, finalmente, respiré profundo cuando vi al niño salir de mí.
Deseé que estuviese muerto, pero enseguida comenzó a llorar. Mi padre lo cargó en sus brazos, e intentó sonreír pero ni él estaba feliz de todo esto. Luego me miró y parecía querer disculparse por haberme obligado a tenerlo, ahora entendía que fue un gran error.
Quiso dármelo, pero yo corrí mi rostro hacia el costado. No quería saber nada de ese bebé.
Pronto me llevaron a mi habitación y dormí tantas horas como nunca antes, y nadie me obligó a levantarme ni a ponerle un límite a mi sueño. Pero cuando desperté, solo lloré y lloré. Mi padre entró a la habitación y se apoyó en la esquina de mi cama, y me miró en silencio mientras un llanto se desprendió en mí.
Odiaba la vida que estaba teniendo, quería quitármela. No quería a Michael, ni el dolor que me causó, ni el hombre que interrumpió mi inocencia... Solo quería ser una adolescente de quince años.
―Lo siento mucho ―fue todo lo que mi padre supo decir.
Y no dijo más nada, y yo lloré el resto del día.
Al día siguiente, las enfermeras intentaron obligarme a dar leche a Michael.
―El niño nació débil ―dijo una de ellas―. Necesita de ti.
―No puedo ―le respondí tapada con las frazadas―. No puedo siquiera mirarlo.
Ella llevaba a Michael en sus brazos, tapado con una frazada de cientos de dólares que mi padre compró en Los Ángeles meses atrás.
―Siento mucho esto, linda, pero debes hacerlo. Solo no lo mires.
―Tampoco puedo cagarlo.
La enfermedad habló con mi padre para que compre una almohadilla especial para bebes recién nacidos. Mi padre lo hizo, y recostaron a Michael allí. Ella me ayudó a posicionarle mi seno en su pequeña boca, yo ni siquiera quise mirarlo. Y así amamanté a Michael durante largos meses.
ESTÁS LEYENDO
La número 1 del mundo [Roger Federer] [#2 HEUS]
FanfictionRybana Nazarbáyev nació en 2000, producto de una prostituta rusa que enamoró perdidamente al presidente. Fue la única niña entre todos los niños bastardos que él decidió reconocer. Aun así, su madre falleció a sus dos años de edad, por lo que, el pr...