44. Así es cómo él desapareció

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Así es cómo él desapareció

Roger me aplasta contra la pared, siento sus costillas chocando contra las mías tratando de salirse de nuestras pieles, me besa sin darme respiro, y yo lo presiono más a mí porque quiero me asfixie de tantos besos, pero, entonces, me muerde el labio obligándome a soltarlo y cuando quiero volver a tomarlo del cuello, él me empuja desde la cintura para decirme:

―Hay una sorpresa dentro de la habitación.

―¿Compraste un vibrador? ―le pregunto juguetona.

―No... ¿Querías un vibrador?

―Sí.

―¿Por qué?

―Porque ahora soy la número uno y quiero un vibrador ―sonrío.

Él niega con su cabeza y responde:

―No importa, escucha, hay alguien dentro esperándote.

No tardo en abrir la puerta de un golpe de adrenalina que casi la hace estallar. Ingreso sonriente y mi sonrisa se borra cuando la veo... A ella, a la anciana de Rusia.

La señora está sentada en la mesa de madera de la habitación del hotel, y hay dos sillas frente a ella.

―Hola ―le digo.

―Felicidades ―me sonríe y responde en ruso mostrando todos sus amarillentos dientes.

Me siento frente a ella casi pálida. Pero, no tengo miedo, porque, al mirarla a los ojos... me siento en casa. Hay un aire, una brisa, un algo distinto rodeándome.

―Gracias por venir estos días, a ver los partidos ―le digo―. Te he visto la mayoría de las veces.

Ella asiente con su cabeza y responde:

―Rybana, no entiendo inglés. Pero tú sí sabes hablar en ruso.

Miro a Federer algo alarmada, quien no tarda en sentarse a mi lado.

―Yo le traduzco ―me dice. Luego mira a la anciana y le dice:― Rybana no está familiarizada con el idioma, yo le...

―Oh, no, jovencito. Ella sí sabe hablar ruso ―asegura la anciana borrando su sonrisa.

Y es cierto, puedo entenderla pero no sé cómo largar mis propias palabras.

―No importa ―dice la anciana, continuando su vista hacia mí―. Solo tienes que escuchar ¿Verdad? Porque eso es todo lo que quieres de mí: conocer tu pasado.

Asiento con mi cabeza.

―Rybana... Tu madre era igual de bella que tú, pero no era tan inteligente como tú.

La observo sin comprender, incluso achino mis ojos asombrada.

―Yo vengo de Austria ―dice la anciana― Me escapé de los nazis cuando era bebé junto a mis padres, quienes se instalaron en Rusia. Lamentablemente, no supimos adaptarnos al país, y mi familia terminó pobre y muerta a joven edad. Así que a mis quince años tuve que trabajar limpiando casas y parques públicos, hasta que un hombre se me acercó y me ofreció bastante dinero para limpiar... otros lugares.

Federer colocó una mano en mi pierna, entendiendo exactamente lo que ella quiere decir, pero yo no entiendo. Incluso, me muestro cada vez más tensa.

―Lo único que tenía que hacer era lavar las sábanas, colocar nuevas, tirar los residuos, y afeitar las intimidades de las jovencitas. No me siento orgullosa, pero gané mucho dinero. A mis cuarenta años, después de veinte de ellos trabajando allí, una niña llamada Katrina apareció. Era polaca. Tenía solo dieciséis años. Era también huérfana como yo, así que le tomé un cariño especial.

La número 1 del mundo [Roger Federer] [#2 HEUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora