Bienvenidos al mundo de Seventeen.
Disfruta de las cortas historias que te traigo de cada integrante, porque todas merecemos soñar con ellos 🖤.
✨Actualizaciones constantes✨
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¡Feliz cumpleaños, arrocito!
Eres nuestro productor favorito, amamos todo lo que haces. Nunca dejes de escribir las canciones que tanto amamos.
La agenda de Seventeen había estado súper saturada desde principio de año, entre sesiones de fotos, entrevistas en programas de televisión o de radio, grabaciones del Going Seventeen y la producción de sus discos, que ninguno de ellos había tenido un solo día de descanso hasta este momento. La empresa les había dado una semana para que pudieran relajarse, así que los chicos planearon viajes individuales pera irse a descansar a otro país o simplemente quedarse en su casa.
Por mi parte, había decidido llevar a Woozi a Busan para que viera a su familia y descansáramos en una pequeña cabaña que había rentado a la orilla del mar.
—¿Por qué no mejor nos quedamos en mi departamento? —preguntó Woozi cuando estaba terminando de cerrar la maleta con su ropa, que consistía únicamente en algunas playeras negras y los pants que siempre usaba, con su ropa interior y un traje de baño —. Podemos descansar aquí...
—Necesitas salir de estas cuatro paredes —recalqué con obviedad dejando la maleta en el suelo —, solo estás aquí y en el estudio. Necesitas aire fresco y limpio.
Él no dijo nada porque sabía que era cierto, asintió y suspiró cansado, levantándose para tomar su maleta y llevarla a la entrada de su departamento.
—Tenías todo planeado, ¿no? —preguntó observando mi maleta que había traído de mi casa.
—Claro que si, tengo los boletos del tren. Así que debemos irnos —indiqué colocándome mis zapatos y salimos de su departamento.
Llegamos a la estación de tren y tomamos asiento en nuestros lugares. Sobre sus piernas coloqué una cobija delgada y en su cuello, un cojín especial para que durmiera.
—Tus audífonos —se los tendí y él los tomó con una sonrisa cohibida —, también traje tu iPad, pero es para que veas algunas serie, no te dejaré trabajar en ningún momento —amenacé señalándolo con mi dedo y él asintió carcajeando —. Traje algunas cosas para comer —le enseñé el interior de mi mochila.
—Yo ya sabía que eras muy ordenada y responsable, pero cada día me sorprendes más —dijo acariciando mi cabello provocando que me sonrojara.
Durante las dos horas y quince minutos, él se entretuvo observando un anime en su tableta mientras que yo me recargué en su hombro para dormir un poco. Sentí que me rodeó con sus brazos para que estuviera más cómoda.
