"Juego de sumisa"

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Le miraba a los ojos con emoción,
después de aquellas palabras tan serias y profundas que acababa de pronunciar. Me dejaba helada.

Y es que a pesar de todo,de lo que pudiera pasar, él siempre lograba persuadirme.

Extrañamente él tenía ese poder.Por mucho que yo intentase resistirme, él siempre lograba hacer lo que quisiera y como quisiera.Siempre me ponía a sus pies.

A veces,me hacía sentir miedo por ello.No entendía cómo lo conseguía.Hacía que nada ni nadie más me importase, sólo él.

Le miré fijamente, observando con minucia cada detalle de su cara,su mirada,su gesto posesivo,su boca entreabierta buscando el aire perdido entre tanta locura y deseo,sentí un impulso que recorrió todo mi cuerpo, sujeté su mandíbula y le besé.

Mis manos rodearon con fuerza su cuello, embelesada con su embriagante aroma a hombre,al sudor propio después de un buen rato de sexo.

Y esa era otra,creo que nunca había hecho el amor tantas veces con un hombre.Eso era otro claro indicador de lo que por él sentía.Lo deseaba sin medida.Nunca era suficiente.

Y es que, era él... él y nadie más que él.Mi futuro marido y el padre de mi primer hijo o hija.Él era el hombre de mi vida.El amor de mi vida.Estaba segura de ello.Nadie me haría creer lo contrario.Nunca.

Mientras mis labios se inundaban de su saliva y se perdían en la calidez y la humedad que desprendían los suyos,no pude evitar reírme.No sé si por la felicidad del momento, o por lo que mis ojos estaban viendo.

La escena era bastante graciosa,tenía la boca llena de tomate como un niño pequeño que come sólo.

Se me ocurrió un chiste que hacerle,pero debido a lo poco que le gustaban ese tipo de comentarios,en este preciso instante decidí guardarlo para más tarde.Ya habíamos tenido bastante con el tema de Nicolas y Axel.Ahora no era el momento de iniciar otra discusión.

La cosa es,que al pensarlo me entró más risa aún.

Entre risas y besos le dije ...

-¡yo tenía hambre!¡Mira toda esa comida en el suelo!¡Que desperdicio!-deslice la punta de mis dedos sobre la comisura de su boca retirando los restos de salsa y lo lleve hacia la mía.

Mientras chupaba mi dedo, saboreándolo en él.

Por lo que puedo comprobar debía estar riquísimo...

-Y lo estaba...mucho...¡No te haces una idea!¡no había mejor manera de probarla que esta...! —dijo con voz seductora.

-¡Estás loco!¡La que has liado!-exclamé a carcajada limpia, la cuál se volvió contagiosa haciéndole reír.

Nos reíamos como dos locos.¡Eso éramos un par de locos!¡Locos de amor!

Me incorporé y me lancé a su pecho, dónde entre sus grandes y fuertes brazos,todo se equilibraba.En ellos, cualquier preocupación desaparecía.Cualquier duda, cualquier pensamiento negativo que mi cabeza pudiera rondar, se disipaba.

-¡Después de lo que había pasado no me apetecía comerlo!¡Ese gilipollas!-balbuceó entre dientes.

-Pues lo has hecho...ja ja ja—bromeé.

-No,te he comido a ti...y lo haría una y otra vez,cada segundo,cada minuto,cada hora...todos los días de la semana...

Sus manos, recorrían mi cuerpo de forma instintiva, salvaje,animal.El sólo roce de sus dedos sobre mi piel, me hacía vibrar,estremecía cada rincón de mi ser.El que le pertenecía por completo a él.Él era mi dueño.

Ángel o DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora