CAPÍTULO 57

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CAPÍTULO 57:
AMY




Lo último que recordaba era haber bebido de mi copa y que todo se tornara confuso, fui al baño y ya no recordaba absolutamente nada más.
Mi cabeza dolía como si tuviese una horrible resaca, mi boca estaba seca al igual que mi garganta que pedía a gritos beber un poco de agua.
Mis manos se movían inútilmente haciendo eco en aquel solitario lugar, lo deduje por el sepulcral silencio y finalmente mis ojos estaban privados de ver donde me encontraba.

—¿Hay alguien ahí? —pregunté con temor y dolor por la sequedad en mi garganta. —quien sea...

Segundos después escuché unos pasos acercarse y por el eco de aquello podía arriesgarme a decir que eran dos personas.

—La princesa Rogers despertó... —lo sentí acercarse hasta tomar mi mentón. —¿nunca te enseñaron a no beber lo que te ofrece un desconocido? —susurró. —aprendiste algo nuevo

—¿Quien eres? —me atreví a preguntar. —¿que quieres? —moví mi rostro para que me soltara.

—De ti nada solo de tus padres, y tu serás una de las garantías para conseguirlo. Las demás llegarán pronto —lo escuché alejarse. —descansa Amy Rogers que los días que te esperan no son buenos

—¿Porqué? —murmuré para mi misma.

Sentí algo rozar mis labios por lo que me asusté moviendo mi rostro.

—Tranquila, es agua. Bebe —dijo alguien en tono bajo.

—Tu... —intenté reconocer su voz.

—No hables, solo bebe. Te aliviarás y estarás bien, me aseguraré de ello —continuó con el mismo tono.

Asentí un poco dudosa para beber aquel líquido que tanto deseaba y en efecto, era agua pura.

—¿Que es lo que quieren de mis padres? —pregunté un poco aliviada.

—Lo básico, solo dinero y luego te irás sana y salva.

No respondí e identifiqué que se fue del lugar, independientemente de la sitúacion en que estaba sabía que no sería tan simple como sus palabras. Era muy probable que recibieran el dinero pero no mi libertad, por alguna razón esa idea se había formulado en mi mente despertando la desesperación.

—Demonios —murmuré para mi misma moviendo las piernas que solo resbalaban en el concreto y frío piso.

Quizá solo habían pasado unas horas, pero para mi se habían convertido en una eternidad.

—Te daré de comer —lo dicho me asustó un poco ya que no lo había escuchado entrar.

—No quiero nada —moví mi cabeza por la incomodidad de la venda.

—No te haremos daño, estarás bien si nos escuchas —lo sentí acercarse. —es comida simple pero suficiente para que te mantengas fuerte.

—Ya me hicieron daño al traerme aquí... Si mi padre los encuentra se arrepentirán —intenté no sonar frágil pero tenía miedo.

—Esperamos que no, solo que cumpla nuestra demanda —acercó un poco de comida a mi boca. —come, me aseguraré de que estés bien Amy...

Nuevamente su voz resonó en mi cabeza, aunque me ahorré la pregunta por el momento.

Cada hora era una tortura, más aún privada de mi visión que igualmente no serviría de nada ya que debido al estrés no recordaría absolutamente nada de sus rostros. Eso lo sabía muy bien.

—Ya no puedo... —murmuré moviendo mis piernas y manos amarradas que comenzaban a doler por la fuerza que ejercía para liberarme.

—Si continúas así te lastimarás niña... —aquella voz era diferente y autoritaria.

ENTRE MATICES - SECUELA [COMPLETA ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora