CAPÍTULO 40

62 11 32
                                    

CAPÍTULO 40





No sabía que hora era cuando desperté, pero mi espalda dolía debido a la mala posición y la incomodidad de aquel sillón. Me senté frotándome el hombro y noté que Min-seo estaba despierta, observándome.

—Despertaste, ¿como te sientes? —me acerqué para sentarme en la silla cercana.

—Eso debería preguntarte, pareces dolorida —suspiró sentándose un poco.

—Esto, no importa... —sonreí levemente esperando su respuesta.

—Estoy bien,  aunque sorprendida. Es raro ver a alguien aquí cuando despierto —confesó haciendo que borrara mi sonrisa.

—Ahora me tienes a mi... —no respondió. —Min-seo, ¿porque no me lo dijiste?

—¿Para que? —suspiró levemente. —se suponía que debía ayudarte a que te adaptaras al lugar, no al revés.

—¿Pero, que dices?

—Llevo aquí 5 años Amy, 5 malditos años en los cuales no me sirvieron de nada pero yo si ayudé a muchas personas. Personas que al recuperarse se fueron sin mirar atrás, que se asustaban cuando tenía éste colapso —se frotó los ojos. —no me malinterpretes, no es un reclamo o queja, al menos puedo ayudar un poco y no ser una carga en este mundo donde ni siquiera sé quien soy.

Sus palabras se sintieron en mi interior, tiempo atrás había dicho justamente eso: al recuperarme no regresaría allí.

—Vamos Min-seo, ¿crees que te dejaría así sin más? —bajé la mirada. —ahora eres mi amiga, y te acompañaré en esto como tú lo hiciste desde que te convertiste en mi compañera de cuarto. En caso de que llegara el momento de irme...

—No digas más. —me interrumpió. —es suficiente con lo que dijiste, el resto no lo digas por favor.

—Ninguna de las dos está sola, ¿de acuerdo? —sonreí levemente.

—Eres buena Amy, espero que pronto puedas regresar a tu hogar —sus ojos se cristalizaron.

—¿De acuerdo? —repetí ignorando lo último.

—De acuerdo —asintió con una sonrisa forzada.

Momentos después ingresó una enfermera que le dió el alta y pudimos regresar a nuestra habitación.

—Tomaré una ducha, debo ir a mi sesión del día —se adelantó al baño.

Estando sola me quité el abrigo y lo observé un momento, debía devolvérselo pero por alguna razón me sentía apenada y enviarla con Min-seo quedaría mal.

—¿Eso de quien es? —preguntó saliendo del baño, sacándome de mis pensamientos.

—Oye... —se sorprendí un poco. —esto es del doctor Marcus, fue a quien pedí ayuda anoche y al quedarme me prestó su abrigo. Sin darme cuenta fui solo con mi ropa de dormir —dije lo último un poco apenada.

—Entiendo —asintió. —Usualmente haría otro comentario pero, ya tienes alguien que ocupa tu corazón y continuaré insistiendo para que lo llames. Por favor Amy,  no dejes ir lo que amas por temor... —se acercó. —toma mi sitúacion de ejemplo, ¿que harías si un día despiertas y no recuerdas nada de tu pasado? Quizá hayas dejado algo inconcluso y vivirás con la incertidumbre, con la frustración de no saber nada.

—Nuestras situaciones son muy diferentes, pero tomandote como ejemplo, solo quiero ayudarte a que recuperes un poco de tu vida —la abracé. —y no te preocupes por mi, haré todo lo posible para comunicarme con él, ya no puedo seguir así. Lo extraño demasiado —confesé.

ENTRE MATICES - SECUELA [COMPLETA ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora