Parte 6

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—¿Yo? No, nada de eso —contestó con timidez.

—Perdona, no tienes que responder. —Había contestado y yo casi me alegraba. De todas formas eso no cambiaba las cosas. Podría estar mintiendo o simplemente era posible que no quisiera contármelo. No nos conocíamos tanto y yo estaba segura de que él ni siquiera sabía que yo existía. Yo estaba sola en esta historia y tenía que hacer lo posible por salir de ella. Ahora éramos compañeros de piso. Tenía que entender que él nunca iba a pensar en mí de la misma forma que yo pensaba en él y eso era algo que no iba a cambiar.

—No me importa irme, es solo que no quiero molestar...

—No será molestia. Por mi madre no te preocupes ella es así, no te va a meter en la cárcel. Lo de montarte en el primer taxi que pase puede que fuera en serio. Es su estilo.

—Tus padres han sido muy amables. Las otras opciones no les gustaban a los míos. Me habría ido el año que viene para estudiar la carrera, pero hice los exámenes del conservatorio y como aquí no hay grado superior... —Hizo una mueca—. Eso va a estar bien. Vendré los fines de semana y las vacaciones, no es que me vaya tan lejos.

—Te imaginarán de fiesta todo el día. —Me reí porque no me lo imaginaba de fiesta todos los días, pero quién sabía.

—No sé, supongo que se agobian, que piensan que no me voy a organizar o qué sé yo y perderé el año y este año es el más importante...

—Será porque ahora eres como un hijo único y te tienen como oro en paño. Y la charla de que es el último año me la sé de memoria. —Tenía un hermano que era como tres o cuatro años mayor, se había ido de Erasmus y después decidió quedarse con todo lo que eso conllevaba de matrícula, residencia, etc.

—Sí, puede ser.

—¿Y estás en el superior? Debe quitarte mucho tiempo. —Intenté no parecer demasiado desinteresada.

—Son muchas horas. Vale la pena, aunque creo que no cogeré todas las asignaturas, por lo de la selectividad y todo eso.

—Y ¿sabes qué quieres estudiar?

—Una carrera de ciencias que tenga salida. La música es lo que me gusta. No sé si realmente podría ganarme la vida con eso...

—Pensé que quizás querrías hacer algo artístico o ser profesor de música, no sé algo así. —Siempre había creído que haría algo por el estilo, estaba bastante sorprendida y la opción de ciencias que había cogido no parecía pegarle nada.

—Puede que acabe haciendo algo así, quién sabe. Aunque nunca he pensado en la música como una profesión. Eso solo es algo que me gusta. ¿Y tú, qué opción has cogido?

—He cogido el mismo bachillerato, el científico-tecnológico. Puede que estemos incluso en la misma clase. Supongo que debería decir que voy a estudiar alguna de esas carreras... Creo que no debí. Todos me decían que tenía más salidas y me convencieron. No sé qué haré, la verdad...

—Quizás deberías hacer algo que de verdad te guste. ¿Qué asignaturas te gustan?

—Lengua, historia, los idiomas. —Tal vez no tendría que haberlo dicho, me sentía idiota.

—Entonces sí lo sabes. Lo que no quieres es decidirlo. ¿Crees que a tus padres les parecerá mal? —Había dado en el clavo.

—Puede que tengas razón —dije muy bajito. Cuatro años sin hablarle y ahora yo se lo contaba todo, y porque no preguntó más, si no más le habría dicho.

Sin darnos cuenta, o al menos sin que me diera cuenta yo, había oscurecido. El cielo había ido pasando por distintas tonalidades hasta volverse azul oscuro casi negro. Había compartido el atardecer con él, sin saber que él también tenía ese sentimiento de ser un outsider, porque a esas edades todos nos sentimos fuera de lugar como en el libro. La novela que yo había pensado reseñar en primer lugar era Rebeldes de Susan Hinton, pero, como era lectura obligatoria en primero o segundo, lo había desechado para elegir uno menos conocido, uno que no se hubiese leído todo el instituto. Así que no tenía claro ni el texto con el que quería comenzar a colaborar en el blog.

Deep Blue ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora