—¿Parece que le va muy bien?
—No sé qué decirte, no he seguido su carrera. Si te va la fama y salir por la tele... Aunque eso funciona un par de temporadas hasta que encuentran una cara nueva. De todas formas eso de vender mi vida privada y estar siempre proporcionando noticias y cotilleos solo para seguir ahí de plató en plató, ganando un dinero que se gasta antes de haberlo cobrado, no me va.
—Tan crítica como siempre. —Miraba la pantalla con interés y yo aproveché para mirarlo a él. Estaba más guapo que antes, sus rasgos habían cambiado, había dejado de ser un adolescente.
—Tú me has preguntado y no voy a disculparme por tener opiniones.
—Poco amables.
—De todas formas, seguramente, él pensará que ha triunfado y en el fondo eso es lo que cuenta, lo que cree uno mismo. Las opiniones de los demás son prescindibles.
—Todos pensábamos que íbamos a triunfar, Ángela en una multinacional, Claudia y Carlos en puestos importantes, tú... ¿no sé si sabías lo que querías?
—Sí que lo sabía y en parte lo tengo. Supongo que no se puede tener todo. Tú tampoco puedes quejarte, al final estás dando clases, si hubieras querido hacer otra cosa, lo habrías conseguido seguro.
—No me puedo quejar. Tú siempre creíste en mí.
—Pues eso, has triunfado. Lo del triunfo, como el dinero o la fama, es relativo —dije mirando la televisión. Ahora salían otros personajes que no conocía—. De todas formas, con triunfo o sin él, lo que tiene que hacer es pasarle la pensión de los niños a Lola y sobre todo quererlos. En eso también acertó mi madre.
—Claro, tu madre. Seguro que a ella también le gustaba como novio para ti. Es lo que pensaba todo el instituto. —Todavía seguía con eso, este tío era increíble.
—Mi madre nunca tuvo buena opinión sobre él. En todo caso es a mí a quién tenía que gustarle y eso no pasó.
—Si tú lo dices. —Después de tantos años todavía estaba convencido de que me gustaba.
—Claro que lo digo. Los que pensaban eso no me conocían. Nunca me gustó. —Ya que estaba podía seguir— Nunca he salido con nadie pensando en que le gustara a mi madre y tampoco he tenido interés en salir con alguien porque yo le guste a su familia.
—Pues a tu madre no, pero a todos les parecía perfecto. Además estaba siempre pendiente de ti. Vale que te puso un mote y salía con muchas tías, pero eso es lo que las chicas queréis.
—Puede que algunas chicas sí, pero yo no soy una más ni aspiro a serlo.
—No claro. Tú querías era un novio de novela, así suena mejor.
—No de esa clase de novelas —me temblaba la voz—. No te enteraste de nada. Durante años, en el colegio, en el instituto hizo de mi vida un infierno. No es romántico que te pongan mote, que te hundan la autoestima, que te aislen...
—Yo... lo siento.
—Y lo peor es que en muchas cosas tenía razón. —La verdad es la que es, aunque nos duela—. La vida real no se parece en nada a una novela, porque es imposible querer a alguien que no te quiere y que no pierde la oportunidad de hacerte daño contando secretos, diciendo cosas crueles, poniendo a todos en tu contra... Yo no le guardo rencor, no lo odiaba entonces, pero eso no significa que me gustara.
—¿De verdad?
—De verdad. Las novelas cuentan historias terribles, crueles y la vida real ya es bastante dura, a veces supera a la ficción.
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Deep Blue ©
RomanceLucía desea que el verano antes de empezar el último año de instituto le sirva para decidir que estudiar y comenzar a planificar su participación en el blog literario que organiza su profesora. Sin embargo su padre decide acoger durante el curso a...