Enero. Parte 29

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Antes me gustaba pensar: año nuevo, vida nueva. Aunque nunca como este año, había tenido ese dicho tan presente. Enero era un mes para poner el cuentakilómetros a cero y empezar otra vez, o al menos intentarlo. Todos sabían que era el mes del año en el que la gente se apuntaba a las academias de inglés o al gimnasio, se ponían a dieta, aunque no aguantaran hasta final de mes, o decidían dejar de fumar, por unas horas o unos días al menos.

Yo no tenía que hacer ninguna de esas cosas. En el inglés me iba como siempre, muy bien, y seguía preparándome para presentarme al C1 en la convocatoria de mayo o en la de junio del año próximo, porque a la de este no llegaba. Al gimnasio no me había apuntado nunca, jugábamos al pádel alguna tarde porque a Claudia le preocupaba engordar y porque siempre habíamos entrenado en el club hasta que nuestro profesor fue invitado por mi madre a irse a Siberia. Lo de ponerme a dieta habría sido absurdo porque ya estaba delgada y no era cuestión de empeorarlo. Nunca había fumado. Eso no era del todo así. Nos habíamos fumado algunos cigarrillos robados al padre de los gemelos en la buhardilla de su casa cuando teníamos catorce o quince, pero aquello había sido más una travesura que una costumbre, por mucho que hubiéramos repetido alguna que otra vez.

Mi único propósito era yo, intentar por todos los medios descubrir que quería y si era posible ir a por ello, aunque sinceramente me parecía más difícil que cualquiera de las metas que se ponían los demás.

Me hacía gracia cuando los mayores hablaban de la cuesta de enero, sabía que se referían al dinero. Lo que no sabía era que ese año enero se me iba a hacer tan escarpado. De hecho, eso lo iba a comprobar en cuanto se acabaron las vacaciones. El seis de enero para ser exactos, justo cuando estábamos acabando de merendar, mis padres, mis abuelos y los padres de Ángela. Mi madre ya estaba diciendo que antes de la cena quitaríamos las decoraciones navideñas, cuando había sonado el timbre de la puerta y yo me había ofrecido a abrir. En cuanto Pablo puso el pie en casa y comenzó a saludar y a dar dos besos a todos los que estábamos allí, había empezado la cuesta de enero, la mía particular.

Llegaba de su casa más feliz de lo que lo había visto nunca y eso hizo que el estómago se me encogiera. No era una sensación muy navideña. Me gustaba verlo así, el problema era que no sabía cuál sería la causa. Y sí, me estaba comportando de forma egoísta. Sus padres lo habían dejado en la puerta, saludaron sin entrar con la mano desde la calle y se volvieron a casa. Tampoco parecían muy contentos. Sin duda eso debía de ser porque no querían soltarlo de ninguna manera. Me daba la sensación de que eran bastante protectores y, probablemente por eso, lo tenían un poco consentido y solía salirse con la suya, casi tanto como los chicos de mi barrio. Nada más lejos de la realidad, aunque eso solo lo descubriría con el tiempo

Traía la misma bolsa que se había llevado y algunas bolsas de tiendas con motivos navideños. Al parecer traía regalos de sus padres para los míos, eso era normal. Mi madre le dio antes de irse algunos regalos para ellos y ahora le había dado otros que tenía para él, los típicos regalos de madre una sudadera, un bote de colonia, cosas así. También traía un juego para María. Me pareció un buen momento para ir a la cocina a por un vaso de agua, había mucha gente y la chimenea estaba encendida. Me sentía un poco agobiada, era absurdo agobiarse por un regalo, lo sabía y eso hacía que me diera más coraje.

Me eché agua directamente del grifo. Cuando me volví, estaba en la cocina con una bolsa en la mano.

—Esto es para ti —dijo tendiendo la bolsa.

—Ahggg. ¿Quieres agua? —No sabía qué decir, me había descolocado completamente—. Gracias —murmuré.

—Sí, vale.

Eché el vaso de agua no sé cómo, porque me temblaban las manos y salí de la cocina. Cuando volví traía el libro conmigo.

—Yo tenía esto. —Sabía que la gente se ponía roja en ocasiones como esta, pero yo no tenía sangre en las venas en ese momento.

Deep Blue ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora