Parte 47

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El viernes se presentaba tranquilo. Los gemelos se iban al pueblo, no sabía a qué sinceramente. Ángela había quedado con un chico de la academia. Le había pedido salir bien, no sabía cuántas películas románticas se habría visto, porque lo había hecho como había que hacerlo, ellos dos solos. Las hermanas iban a una pizzería de la zona por el cumpleaños de una amiga. Pablo se iría al bar cutre con quién fuera que hubiera quedado y yo tenía toda la casa para mí, sándwich, helado y película. Mamá ni había preguntado, yo se lo conté antes de que lo hiciera.

Justo cuando estaba con el sándwich sonó el móvil, era Claudia llorando sin parar. Por lo visto se había encontrado con el idiota en cuestión y con la nueva. Bueno, de nueva tenía poco ya habíamos visto una foto de esa chica antes. Ella no se había dado cuenta hasta entonces. Yo tenía puesto el móvil con el altavoz así que cuando Pablo entró en casa tuvo que escuchar por fuerza parte de la conversación, sobre todo la parte en la que Clau insistía en que fuera sincera y le dijera lo que pensaba. Por una vez intenté resistirme. Al final no pude, así que cogí aire y le dije que siguiera adelante, el consejo era de mi madre, pero era bueno y valía también para mí. Aunque había sembrado una pequeña duda y si este chico era su Heatcliff y si era su para siempre. No supe que decirle a eso, si era su "para siempre", el amor de su vida, entonces no debía de doler tanto ¿no? Si la quería por qué iba a hacerle daño.

Cuando colgué, Pablo estaba en el salón, pero seguro que lo había oído todo o una buena parte. Entró en la cocina y se preparó cualquier cosa, ni me fijé. Me fui al salón y puse Regreso al futuro I, porque la tenía preparada. Me apetecía preguntarle qué hacía en casa, pero estaba claro. Le habría dado plantón de nuevo.

—¿Me vas a reñir otra vez por lo que le he dicho a Clau? Ya sé que soy borde. Es que ni puedo ni quiero arreglarlo. —Había pausado el vídeo porque había cenado tan poco que pensé en ir a por helado.

—No he oído toda la conversación, así que...

—Básicamente, se ha dado cuenta de que a esta chica la habíamos visto antes, en otra foto de Instagram hace unos meses. Hoy la ha visto otra vez y claro ya te puedes imaginar cómo estaba. Además ella me ha pedido que sea sincera. —Yo no tenía que darle explicaciones, así que me fui a la cocina. Eché helado en un cuenco, el suficiente como para aliviar tantos disgustos.

En la entrada del salón estaba él, esperando a que volviera de mi paseo y yo venía sin prisa, disfrutando de mi helado.

—Si te pregunto algo serás sincera.

—Claro —contesté con mucha seguridad. El consejo de seguir adelante valía para cualquiera, en cualquier situación.

—¿Qué pasó el viernes?

—Ya lo sabes, Claudia lo ha contado tantas veces que tienes que haberlo oído.

—Me refiero a ti, el viernes...

—La respuesta es otra pregunta, ¿serás sincero? —Bueno podía ser sincera, pero no decirlo todo. De todas formas a nadie le gusta quedar con una parejita y ser un sujetavelas. Si era lista todavía podía escaparme.

—Sí —contestó con mucha seguridad.

—¿Para quién era la otra entrada?

—¿Qué entrada?

—Sabes qué... da igual. Me da igual. Es que ni siquiera quiero saberlo. —Esta no era una discusión típica en la que yo iba a ganar porque era más lista, más ingeniosa.

—A mí no, ¿qué entrada?

—Mira no juegues a eso. —No parecía enterarse. ¿Era idiota?—. Me dijiste que tenías una entrada para ti, que podías conseguir otra y que tu profesor te daría otra. Tres entradas, Pablo, no hay que ser de ciencias. Te dieron plantón, mala suerte. —No le dije "te jodes" porque estaba siendo educada.

Deep Blue ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora