Parte 28

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El último día de clase fue el martes siguiente y para cuando llegamos a casa mis padres ya habían visto las notas de los tres. Sí, de los tres. No se sabía cómo pero mi madre había conseguido una clave para ver sus notas. Me la imaginaba diciendo que se había hecho cargo de él y que tenía derecho y quién sabía cuántas cosas más, y desde luego por no oírla le habrían dado la clave y una copia de las llaves del centro. Parecía muy contenta, porque teníamos unas notas muy buenas, aunque con ella nunca se podía estar seguro. Tal vez habría preferido que las suyas fueran malas y poder mandarlo a su casa en el primer taxi que pasara por la avenida, porque eso era lo que me decía cada vez que tenía la más mínima oportunidad.

Esa misma tarde se fue a su casa y curiosamente el clima de la nuestra mejoró, estábamos los cuatro mucho más tranquilos. De hecho fue salir de allí y mis padres empezaron a hacer planes, pensaron en irse un par de días o en hacer un viaje los cuatro juntos, como hacíamos todos los años después de fin de año. Estábamos de tan buen humor que al día siguiente mientras hacíamos el desayuno me decidí a hablar.

—La semana pasada estuve hablando con la tutora y estuvimos viendo algunas carreras. Creo que me he decidido ya, pero, no sé. No sé si os parecerá bien...

—Seguro que sí, por qué no iba a estar bien —mi padre era así de entusiasta, pero mi madre estaba callada.

—Lo importante es que estudies una carrera, no nos irás a decir que vas a irte a trabajar o algo así, ¿no?

—No, claro que no... —pensé que era mejor decirlo rápido, tan rápido como la semana anterior—. No es eso, es que me metí en ciencias porque eso fue lo que me aconsejaron, pero la verdad es que no me gusta. Tenía que haber cogido humanidades desde el principio. De hecho hay un par de carreras que me interesan. —Les enseñé la captura de pantalla que había hecho de las páginas que me enseñó la tutora.

—No está mal, parece una carrera nueva y tiene muchas salidas. Si eso es lo que quieres, me parece bien. —Esa era la respuesta de mi padre, solo faltaba la de mi madre y eso era como poco imprevisible—. Puedes probar. —Esa parecía la palabra de moda.

—La verdad es que no me sorprende, siempre pensé que se te daban mejor las letras —dijo con una calma absoluta. Yo sabía que no lo decía solo por no reconocer que se había equivocado. Aunque eso tampoco era descabellado, no le gustaba equivocarse y mucho menos reconocerlo.

—¿De verdad? —pregunté un poco incrédula.

—Claro, es tu decisión. Si aciertas o te equivocas tiene que ser cosa tuya. —Me sorprendía tanto que lo dijera.

—Yo pensaba que os gustaría más que cogiera una carrera de ciencias.

—No tienes que coger lo que me guste a mí. De todas formas si empiezas algo que no te gusta siempre puedes cambiar. Yo empecé teleco y lo dejé.

—No tenía ni idea. —¿Mi madre, la abogada sacada de una peli?— ¿Y por qué...?

—Pues, porque me daba la nota y era la carrera de moda. Nunca ha salido el tema, de todas formas da igual la carrera que yo empecé, lo importante es que me di cuenta de que no me gustaba a tiempo.

—Lo importante es que elijas algo que te guste y en lo que te veas trabajando —dijo mi padre zanjando un poco el tema. Vamos que lo importante era empezar algo y terminarlo y desde luego que me sirviera para encontrar un trabajo.

—¿Tú sabías lo que querías o también cambiaste de carrera? —Siempre había pensado que lo tenía claro, que mi padre no había querido hacer otra cosa, que ni se le había pasado por la cabeza y me equivocaba.

—¿Yo? —Sonrió deforma burlona—. Yo quería estudiar Periodismo o Comunicación Audiovisual y hacer cine o trabajar en un periódico haciendo esa sección, pero a mi padre le pareció que eso no era una carrera de verdad, que para ser director de cine hacía falta tener dinero de sobra para invertir y talento y que no sabía de dónde iba a sacar ninguna de las dos cosas, porque él no me iba a pagar una carrera de esas para ser un muerto de hambre. Si quería estudiar tenía que ser una ingeniería y si no me pondría a trabajar en el campo y seguro que se me iban los pájaros de la cabeza.

Deep Blue ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora