Durante la cena estuvimos charlando un rato de las cosas normales, las notas, los exámenes, los trabajos del trimestre. Parecía muy despreocupado, los trabajos les habían salido muy bien a él y a su compañero y parecía que no sentía la presión que sentíamos los demás.
Mientras hablábamos había puesto su móvil con unas listas de Spotify de rock y de pop de grupos que yo no conocía. Me explicó que eran grupos alternativos que no estaban en los circuitos comerciales. Había algunas canciones que me gustaban y me dijo que compartiría la lista conmigo.
Le hablé de mi conversación con la tutora. Le conté que habíamos estado mirando las carreras de humanidades y que me había recomendado una doble licenciatura de traducción e interpretación y relaciones internacionales, que abría muchas opciones de trabajo porque mezclaba cosas de distintos campos. Con el tiempo si quería podía continuar estudiando alguna de esas ramas, también abría la posibilidad de dar clase, aunque eso era lo que menos me atraía. Había llegado a la conclusión de que no tenía que precipitarme, había más carreras y tenía hasta junio para tomar la decisión, aunque tenía claro que iba a ser una de letras.
No sabía por qué le estaba explicando todo esto. Lo curioso era que me estaba resultando fácil, escuchaba muy interesado y casi era un ensayo de lo que le iba a decir a mis padres. También le estaba contando que me había dejado llevar por lo que querían los demás y que había sido un error. Él parecía entenderlo todo y animarme.
No llegué tan lejos como para soltarle la segunda parte de mi conversación con Teresa. No me apetecía hablar de ese tema ni con él ni con nadie más. Me resultaba todo tan desagradable que solo quería que esto quedara atrás como si nunca hubiera pasado.
Después de cenar nos fuimos al salón a ver la tele. Yo ya había decidido que veríamos Sherlock, una nueva adaptación del personaje de A.C. Doyle. Sin embargo él ya había cogido la carátula de la película y me dijo que era muy interesante, que tenía un óscar a la mejor banda sonora.
—Es que es una peli de...
—De chicas ¿ibas a decir eso? No te pega ese comentario —dijo incrédulo.
—No, de llorar. Ya has oído lo mal que canto, no hace falta que me veas llorar.
—Tienes una voz bonita.
—Gracias. Y vemos la serie de detectives. La peli la ves un día que estés solo. —Joder, casi le había dicho que necesitaba ver la serie por si me hacía falta matar a alguien, así iba cogiendo ideas. ¿Eso había sido un cumplido? Claro que sí y sin peros. Nada de tienes una voz bonita, pero necesitas dos años de canto con un profesor sordo, o algo así.
—Muy bien, me la apunto por la banda sonora. Por cierto este tío se parece a... —lo dijo con la carátula en la mano.
—No lo digas, no lo digas...
—Vale, pero se parece.
—Ya, lo dicen todos los que ven a este hombre y mira que tiene películas. Menos mal que son antiguas y casi nadie las ve.
Me di cuenta de que estábamos riéndonos, estaba cómoda con él. No, era más que eso. Puso una grabación suya y me pasó un auricular. Yo no tenía idea, pero sonaba muy bien.
—Por esto oigo lo que ensayo. Ahora, ¿lo has oído?
—Sí, está muy bien.
—No, eso era un fa normal y tenía que ser un fa bemol. Esos fallos hay que pulirlos.
Lo mismo era raro. Se escuchaba y se corregía los fallos él solo. A mí me parecía perfecto, claro que después de mi actuación en la cocina y de lo de la voz, ya no sabía qué pensar.
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Deep Blue ©
RomanceLucía desea que el verano antes de empezar el último año de instituto le sirva para decidir que estudiar y comenzar a planificar su participación en el blog literario que organiza su profesora. Sin embargo su padre decide acoger durante el curso a...