Octubre estaba pasando más rápido de lo que yo esperaba y teníamos muchísimo que hacer. A Pablo lo estaba viendo menos porque estaba muy ocupado con sus clases y empezaba a juntarse en el recreo con Miguel, el hijo de un profesor del conservatorio, que iba a clase los mismos días que él, y con un par de amigos suyos. Algunos días estábamos todos juntos en el recreo, no eran malos chicos, estaban en otras opciones de bachillerato y por eso los conocíamos menos.
Además había algo que me rondaba la cabeza, cada vez veía a Bruno más callado y con peor aspecto, intenté preguntarle, pero no tenía muchas ganas de hablar ni de eso ni de nada y me preocupé.
Un miércoles Fran Salas se puso delante de la pizarra y dijo: "Chicos este año está siendo un aburrimiento, deberíamos hacer una fiesta el viernes en el club. Mañana pasaremos recogiendo el dinero para las bebidas y lo que haga falta". No parecía una idea muy buena, sin embargo todos estábamos en la clase y, quitándolo a él, a Carmen, que hacía un ciclo formativo, y a sus dos amigos, todos los del instituto nos llevábamos bien o lo aparentábamos, nos conocíamos de toda la vida. Así que cuando pasaron recogiendo el dinero, todos lo dimos, porque todos éramos de la clase.
El viernes llegó muy pronto y nos presentamos un poco más tarde porque los gemelos tenían algo que hacer. Había muy buen ambiente, mucha bebida, algo de comida y música. Todos lo estábamos pasando realmente bien.
Nosotros nos pusimos más cerca de la puerta porque hacía calor, demasiado para ser octubre. Yo tenía mucha sed y fui a por un refresco, si antes bebía poco ahora menos, podía pasar que se me escapara algo delante de Pablo y ya tenía bastante. Ni si quiera hacía falta que mi madre me dijera que tuviera cuidado, ya me lo decía yo misma. Cuando acababa de echármelo, Fran se acercó a la nevera. Era evidente que la fiesta para él había empezado antes o se lo había bebido todo junto o las dos cosas. Cuando lo miré a la cara supe con certeza lo que le pasaba y dijo aquello que me sentó tan mal.
—¿Bailas, "Espantapájaros"? —lo soltó riéndose a carcajadas y tambaleándose.
—¡Qué asco me das! —le contesté. Era posible que me hubiera pasado un poco. Él también se había pasado, me había dejado en ridículo delante de todos. Había dicho mi mote.
—Vamos vecinita, no te lo tomes así —dijo dando un par de pasos hacia mí.
—No vuelvas a decirme eso —dije apartándome de él. De todas formas en mi voz y mi forma de mirarlo había una determinación que no había habido antes. Se me quedó mirando sin dar crédito a lo que veía.
Salíamos del club social cuando se nos ocurrió ir a The planets. Era muy temprano y yo no tenía ganas de volver a casa. Pablo era el único que no sabía el motivo por el que me llamaba con ese apodo y me preguntó, así que se lo conté.
—Fue una estupidez que pasó un verano. Nos dieron unos sombreros de paja de propaganda y nos los poníamos para ir a la piscina. Fran me vio llegar y comenzó a decírmelo, en pocos días todos los que iban a la piscina me llamaban con ese mote. Esperaba que al terminar el verano se olvidara. No fue así. En el colegio también me lo decían, a veces por lo bajinis, otras bien alto.
Pablo asentía con la cabeza mientras yo hablaba y me perdí un poco recordando. Era cierto que empezó así, pero acabó convirtiéndose en algo que tenía que ver con mi físico. En realidad, todos los apodos tenían que ver con el físico, con aquello que te hacía sentir insegura. Con Claudia era por el peso. Con Ángela por las gafas y por un corte de pelo que se hizo en primero de la ESO y que en parte fue culpa suya. Él le pegó un chicle gigante en el pelo y por más que quisimos quitárselo fue imposible. Cada vez había más pelo y más pegado, así que cogí las tijeras del estuche y lo arreglé. Después de eso su madre la llevó a la peluquería y, claro, tuvieron que cortar más. Fue un corte de pelo estúpido, como de chico, y empezaron a decirle que si parecía un chico, que si lo era, que si a lo mejor... Esto obviamente no se lo dije a Pablo, porque yo no tenía que entrar en eso y abrir viejas heridas que no eran mías. Solo le estaba contando mi parte de la historia.
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Deep Blue ©
Storie d'amoreLucía desea que el verano antes de empezar el último año de instituto le sirva para decidir que estudiar y comenzar a planificar su participación en el blog literario que organiza su profesora. Sin embargo su padre decide acoger durante el curso a...