🫦Capítulo 11🫦

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ÁNGELA

Empezamos a caminar hacia el carro, todavía tenía mi pistola en la mano; miré alrededor, no habíamos perdido mucho, quizá unos 20.

Estábamos cerca del carro cuando giré la cabeza hacia los árboles y miré a un hombre apuntando hacia nosotros.

—"Cuidado".— grité girándome para dispararle pero no tuve tiempo porque un disparo atravesó mi pecho en el lado derecho y caí al suelo.

—"Ángela".— Escuché a mi padre gritar.

Escuché algunos disparos, supuse que mataron al tipo que me disparó, sentí una mano sostener mi cabeza.

—"Joder, le dieron".— miro a mi padre quien tiene la mano llena de sangre. Sentí un dolor tan fuerte que hizo que gritara, el disparo fue más arriba del chaleco.

—"Traigan el puto carro ahora"— grita mi padre. —"Tranquila, cariño, vas a estar bien". —dice colocando una mano en la herida.

Sentía que estaba perdiendo mucha sangre, mis ojos me empezaban a pesar. Mis ojos empezaron a cerrarse.

—"No. No te duerma". — Sentí a mi padre, sacudí mi cara, abrí los ojos y me topé con lo de él. —"Mantente despierta".

No tenía fuerza para serlo, sentía cómo la energía se iba de mi cuerpo cada vez más. Sabía que iba a morir porque estaba perdiendo demasiada sangre.

—"M-me estoy muriendo".— habló.

—"No diga eso, no hablé guarda tu fuerza".— dice mi padre. Miro cómo sus ojos se llenan de lágrimas. —"Vas a estar bien, te lo prometo". — Coloca su frente contra la mía. —"Solo aguanta cariño, por favor aguanta".

Cuando se despega de mí, le dedico una sonrisa débil. Por primera vez veía miedo en su mirada, entendí que tenía miedo de perderme. Era su única hija, su mundo, aunque él nunca lo admitiría, y él era mi mundo también, aunque tenía su carácter, aunque me golpeaba, entendía que solo lo hacía para que pudiera aprender todo lo que sé.

Sentí cómo una mano me levantó del suelo, mi padre me llevaba en sus brazos caminando, al parecer hacia el carro.

Fui colocada en la parte de atrás del carro, mi padre colocó mi cabeza en su pierna mientras seguía intentando parar el sangrado.—"Joder, está perdiendo mucha sangre".— dice, apretando más mi herida.

Sentí cómo el carro empezó a moverse, tan rápido que me resbalé un poco.—"Tenemos que llegar al hospital más cerca".

Mi cuerpo empezaba a sentirse ligero, ya no sentía dolor, mis ojos se cerraron y lo último que escuché fue a mi padre gritar.

—"Más rápido su pulso está débil, se está muriendo".

Un Romance Mafioso © {1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora