🫦Capítulo 21🫦

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CONNOR

Escuché cómo sus labios chocaban, estaba ahí escuchando cómo ella dejaba que otro hombre la besara.

Tire la laptop al suelo del enojo. «No permitiré esto» Salí del despacho casi derrumbando la puerta.

—"Max, maldición Max". — grité.

—"¿Qué pasa?".— Aparece Max, mi hombre de desconfianza.

—"Ve a Moscú ahora mismo y traerme al estúpido de Cristian López vivo, lo quiero vivo".

—"Sr. Tynes, sabe la hora que es".

—"Si por eso es mejor que empiece a salir por esa puta puerta, quiero que mañana esté aquí con él"

Fui al baño, necesitaba una ducha con agua fría. — Pero no se iba de mi mente que se besó con otro. Ese pedazo de mierda borró mi sabor de su boca.

Me tiré a la cama y tomé el teléfono, busqué las grabaciones, necesitaba saber qué más pasó, pero al parecer seguía en la fiesta.

Me quedé despierto hasta que regresara a su casa. Cuando escuché que se quedó dormida, hice lo mismo.

La mañana siguiente me desperté con un humor de mierda, nada en esta vida mejoraría mi humor.

—"Sr.Tynes, agarramos a uno de los hombres de Rivera". — Rivera es una pandilla que se adueñaron de unos diamantes que me pertenecían.

—"Llévalo a la habitación de tortura".— Era justo lo que necesitaba para bajar mi enojo.

Caminé hacia la habitación, era una donde podría encontrar todo tipo de arma de tortura, incluso la que nunca te podría imaginar.

Cuando entre el hombre estaba colgado de una cadena. Me acerqué a él.—"Me dirá dónde está mi diamante".

—"Jamás".— responde riéndose. —"Primero prefiero morir".

Le sonreí. —"No te preocupes, no te voy a matar pero haré que te arrepientas de haber nacido".

Miré a uno de mis hombres. —"Prenda el fuego, le vamos a dejar la marca de los Tynes para que vea que nadie roba lo que es mío".

Tomé el hierro que llevaba la inicia T de los Tynes y la puse en el fuego para calentarlo.—"Volveré a preguntar dónde está mi diamante". — Pero no respondí. —"Veamos si con un poco de fuego empieza a hablar". — Saque el hierro del fuego y lo coloque en su pecho.

—"Por favor para".— Lo escuché gritar, pero apreté más el hierro contra su pecho

.—"Vamos, dime dónde está mi diamante". — Pero el gran estúpido cerró los ojos, quedando inconsciente por el dolor. — "Maldición pedazo de mierda".

Miré a mis hombres. —"Que esperan despiértelo, lo necesito despierto".

Un borde de agua fría hizo que se despertara. abrió los ojos y me sonrió. —"Ya te cansaste". Su voz era débil.

Le sonreí y tomé asiento. —"Pero si apena estoy empezando". — Miré a uno de mis hombres. — "Agarra la pinza y quítale las uñas una por una hasta que empiece a hablar"

Un Romance Mafioso © {1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora