🫦Capítulo 24🫦

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ÁNGELA

Miró a Connor, quien apareció en la casa de Bruno en la habitación de Cristian.

—"¿Qué haces aquí?"— pregunté desconcertada.

—"¿Qué haces tú en la habitación de ese idiota?"

—"Eso no te importa".

—"Que extrañaba ya a tu querido López".— Lo miró sin saber cómo demonio sabía hasta el apellido de Cristian.

—"¿Cómo sabe su apellido? , ¿cómo diablo sabe la dirección de su casa?".

Me sonríe. —"¿Quién crees que lo mató?"

Dios mío, él fue claro si la jodida cuidad queda a menos de una hora de Samara, como no fui capaz de adivinarlo. Pero, ¿por qué demonio lo hizo?

—"¿Por qué lo mataste? , ¿qué te hizo?". — Cristian era un buen chico .

—"Eso no te lo voy a responder".

—"Maldito, te mataré con mi mano, por esto lo juro". — Saqué mi pistola de los senos y lo apunté. —"De esta no escapa Sr. Tynes".

Pero él empezó a caminar hacia mí, colocando su pecho en la pistola.

—"Vamos, mátame, porque no me arrepiento de matarlo".

—"Porque, demonio, Cristian era un chico que estaba en el buen camino".

—"Tocó lo que es mío y yo no perdono eso, sea o no parte de la mafia".

—"A quién tocó, qué diablo era tan importante como para que lo matara".

—"Esa es otra pregunta que no te responderé".

—"Entonces, ¿qué haces aquí? ¿Cómo tienes el descaro de aparecer en su habitación luego de matarlo?"

—"Porque ahora mismo me están entrando una jodida gana de cogerte sobre su cama para que donde esté nos vea".

—"Sí que está loco, pero escucha que te quede claro esa cabecita que tiene. El beso del hospital no significó nada, jamás tendríamos algo, me escucha, jamás me acostaría con el enemigo de mi mafia".

—"Vamos a comprobarlo".

Él agarra mi pistola de la mano y me la quita tirándola en la alfombra, pero no tuve tiempo a reaccionar porque me cargó y me tiró en la cama.

—"¿Qué demonio haces?".

—"Comprobando tu punto de vista".

Se coloca arriba de mí antes de que suba mis dos manos, atrapándola con una de las de él, inmovilizándome contra la cama.

—"Sabe que subirán a buscarme".

—"No me importa".

Y así bajó sus labios, chocándolo contra los míos, y gemí de sorpresa. Su boca era mejor que la primera vez que lo besé en la habitación del hospital. Él soltó su agarre de mi mano y enredé su cuello, profundizando el beso.

—"Necesito hacerte mía. Ahora". — Lo escuché decir contra mi labio.

Un Romance Mafioso © {1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora