🫦Capítulo 29🫦

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ÁNGELA

Enemigo o no le tenía gana y estaba demasiada excitada para saber lo que era bueno o malo.Empecé a quitarle la ropa y él me ayudó para que no hiciera mucho esfuerzo por mi herida.

—"No tiene ni puta idea de cuánto tiempo tuve que esperar para tenerte entre mis brazos". — No entendía qué quiso decir con eso, pero quizá eran la gana que tenía.

Se inclinó hacia mí y sentí su pene en mi mulo duro como una roca. Me besó y empezó a bajar por mi cuello besándolo y chupándolo.

Siguió bajando hasta pararse entre mis senos, agarró uno con la mano antes de llevárselo a la boca; sentir cómo su diente rozaba con mi pezón hizo que dejara escapar un gemido.

—"Todo de ti definitivamente es rico".— Lo escuché decir mientras despegaba su boca de mi seno para pasar al otro; hizo lo mismo.

Siguió bajando, dejando besos, se detuvo entre mi pierna, sentí su respiración entre mis mulos.

—"Abre tu pierna preciosa, ábrela para comerte".

—"No podemos". — Mi voz se escuchaba ronca por la excitación.

—"Claro que podemos y te lo voy a demostrar". — Entonces, sin previo aviso, agarró mi muslo y lo abrió, dejándome expuesta antes él. — "Si viera lo hermosa que se ve así, mojada solo por mí".

Mi cadera se arqueó cuando sentí cómo entró dos dedos de golpe dentro de mí, doblándolo para darle Justo en el lugar perfecto.

—"Joder".— grité. Mordí mis labios para callar mi gemido, no quería que me escucharan en la casa.

Cuando creí que era suficiente, entonces su boca succionó mi clítoris haciendo que prácticamente me alejara de su boca.

Pero él me jaló de nuevo hacia él y agarró mi cadera, inmovilizándome contra la cama. Entonces empezó a mover su legua sin piedad sobre mi clítoris mientras su dedo entraba y salía cada vez que entraban. Justo ese es el punto G.

—"Vamos, preciosa, vente en mi boca, déjame con tu sabor de nuevo".

Sus palabras fueron como el último empujó que necesitaba, cuando mi interior se apretó contra su mano, él aumentó el ritmo de su legua haciendo que mis ojos se llenaran de lágrima por tanto placer.

—"Si dame todo lo que es mío".— lo escuché decir entre mi pierna.

Cuando mi orgasmo llegó, mi cuerpo prácticamente colapsó, casi dejó escapar el grito pero me mordí los labios tan fuerte que casi me iba a sacarme sangre.

Cuando volví, agarré del cabello a Connor, que seguía entre mis piernas, y me senté en la cama. —"Connor para". — Pero él me ignoró. —"Connor".

—"Otra vez, quiero tu jodido sabor otra vez".

Y sin decir otras palabras, saco su dedo de mí, remplazando su boca en su lugar.

—"Connor".— Gemí cuando mi espalda cayó hacia atrás de nuevo a la cama.

Su legua empezó a entrar en mí, pero eso no era lo único porque su dedo empezó a hacer círculo en mi clítoris, fue como si cambiara los roles.

Sentí cómo su dedo apretó mi clítoris haciendo que un gemido saliera de mí, rápidamente me mordí los labios.

Su dedo en mi clítoris empezó a moverse al ritmo que su lengua me penetraba. Jamás en mi puta vida alguien me había hecho perder la cabeza así, prácticamente ahora hubiera hecho lo que él quisiera.

—"Connor".— Gemí cuando mi segundo orgasmo me indicó que estaba cerca y al parecer él lo sintió porque quitó su mano de mi clítoris y sus dos manos agarró mi muslo con fuerza.

Su lengua salió de mí. Pero su boca empezó a comerme como si fuera lo más rico, como si estuviera esperando su comida.

Mi espalda se arqueó de nuevo y mi cabeza calló más hacia atrás. Sentí mis ojos ponerse blancos cuando mi segundo orgasmo me golpeó haciendo que viera estrellas.

Se alejó de mí, pero no antes de pasar su legua sobre mi centro, haciendo que temblara.

—"Tienes suerte de que quiera estar dentro de ti, porque si no te hubiera hecho venir toda la noche con solo mi boca y mis dedos hasta que lo único que tenga por semana sea tu sabor en mi boca".

Un Romance Mafioso © {1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora