Un Romance Mafioso © {1}

🫦Capítulo 77🫦

CONNOR

Estaba que ahora mismo mataba a todo el que estuviera en mi camino, siendo hombre o mujer; no me importaba nada.

Miré mi teléfono y no había señal de Ángela. ¿Dónde estaba? Era en un lugar que había cortado toda señal de rastreo.

Maldición, sabía que la única manera de llegar a Ángela era por su padre; él sabía dónde se la habían llevado.

Estaba frente a su casa. Lo seguí cuando dejó a Ángela con Donato. Si hubiera sabido, habría seguido a Donato, pero el maldito tenía demasiada seguridad.

Llamé a mi hombre para que viniera directo a donde estaba. Cuando llegaron, fuimos directo a la casa. Walter no tenía a muchos hombres, pero si no actuaba rápido, sabía que iba a reunir más hombres.

Entramos disparando a todo el que estaba atendiendo la casa. Cuando entré, él estaba apuntándome y el hombre que estaba con él antes.

—"Por fin nos vemos de frente, hijo de puta".

—"El bastardo a quien le maté su padre".

Sus palabras hicieron que me acercara a él, pero su perro guardián se colocó en medio de nosotros.

—"No le hará daño al Sr. Crane".

Levanté mis manos para que mis hombres se encargaran de él, luego dirigí mi atención a Walter.

—"Voy a disfrutar matarte".

Coloqué la pistola en su frente, pero el hijo de puta solo me miraba con una sonrisa, como si no le importara morir.

—"Mátame, pero Ángela no será tuya nunca, porque cuando te acerques a ella, serás un hombre muerto".

—"La voy a recuperar, aunque tenga que secuestrar al mismo presidente de Rusia para que la busquen, lo haré".

—"Dañaste a mi hija, ella era tan perfecta y llegaste tú a arruinar nuestras vidas. Por ti, fue capaz de traicionarme a mí, a su padre".

—"Jamás te traicionó, yo era el que la seguía a donde iba, hasta que un día sucedió".

—"Mátame, no quiero escuchar lo que tenga que decirme un bastardo".

—"Dime dónde está Ángela".

—"No te lo diré".

—"Le instalé un microchip sin que ella lo supiera, así que sé dónde está".

Sus ojos se abrieron como si hubiera recordado algo.

—"Maldito bastardo".

—"¿Dónde diablo está Ángela?".

Su teléfono sonó y él me miró antes de meter su mano en su bolsillo; cuando lo sostuvo en su mano, me miró.

—"Es Donato".

—"Responde normal y ponlo en altavoz".

Necesitaba más información sobre lo que estaba pasando. Cuando contestó, apreté mi pistola más contra su frente.

—"Walter, amigo mío".

—"¿Cómo está mi hija?".

—"Se puso un poco rebelde y tuve que amansarla".

Pero cuando Donato quería seguir hablando, la voz de Ángela lo detuvo.

—"¡Ayúdame, padre, quiere violarme!"