🫦Capítulo 46🫦

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ÁNGELA

Agarré al pedazo de asqueroso por la camisa y lo choqué contra la pared.

—"Si también me gusta a lo rudo".

—"Dime qué quieres que haga, esta noche haré todo lo que pida".

Empezó a quitarse el cinturón. — "Llevo imaginando qué tan buena es esa boca que tienes alrededor de mi pene".

—"Te lo puedo mostrar".

Me acerqué a él y bajé una mano a mi muslo antes de sacar uno de mis cuchillos. Y sin avisar lo coloqué en su cuello; me alejé un poco de él. — "Dime dónde está ubicada la Pandilla Mendoza".

Sus ojos se abrieron. —"¿Quién eres?".

—"La jodida princesa de la mafia Rusia".

Si antes sus ojos estaban abiertos, ahora lo estaban más. —"El demonio sin corazón".

—"Veo que ha escuchado los rumores".

—"¿Cómo no? si ha matado casi a todo en Rusia".

—"Y si no empieza a hablar, tú serás uno más". Apreté mi cuchillo más en su cuello, al punto que empezaba a sacarle sangre.

—"No sé de qué habla".

—"Ubicación, necesito la ubicación o aquí muere".

—"Juró que no se nada".

Clavó el cuchillo en su hombro y un grito de dolor salió de su boca. —"Empieza a hablar pedazo de mierda, no tengo toda la noche".

—"Te digo la verdad, no se nada".

Volví a clavar el cuchillo en su hombro. — "Se te está terminando el tiempo".

—"Bien, te diré".

Pero casi gritó cuando un tiro fue directo hacia la frente del asqueroso. Lo solté y me giré para ver a Connor con su pistola apuntando hacia mí.

—"Maldita sea, ¿qué has hecho?"

—"Te dije que no quiero que nadie te toque".

—"Maldito gran imbécil, acaba de arruinar un encargo"

Miro cómo baja su pistola guardándola y empieza a caminar hacia mí. — "Me importa una mierda tu encargo, dije que nadie te toca y nadie lo hará".

—"¡Joder!" — grité frustrada por este maldito cabrón. —"¿Qué diablo le voy a decir a mi padre?"

—"También me vale mierda".

—"Hijo de puta, estaba a punto de hablar y llega tú creyéndote mi dueño". — Me acerco hasta él subiendo mi cuchillo. —"No eres mi dueño entiende eso".

Él agarra mi mano y me quita el cuchillo. — "Si no quieres que mate a todos los hombres de este puto mundo, no dejes que nadie te toque".

—"Dejaré que me toquen, si me quiero follar a otro lo haré pedazo de mierda, no eres nadie en mi vida para mandar en mí".

Sus manos se enredaron en mi cuello, chocándome de la pared con fuerza. — Miré cómo estaba bajo el cuchillo, como si lo fuera a guardar.

Luego me miró, sus ojos estaban casi negros, decía peligro en todo lo sentido. Entonces se inclinó hacia mi oído.

—"Eres mía, Ángela Crane, mía solamente".— Y eso fue lo último que escuché porque, como la primera vez que lo conocí, sentí un pichado en mi cuello antes de que todo se oscureciera.

Un Romance Mafioso © {1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora