🫦Capítulo 41🫦

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CONNOR

Maldición no creo que haya nada tan jodidamente bueno que estar dentro de ella.  

Claro que quería que me sintiera mis celos, mi orgullo y mi posesividad. Quería que me sintiera donde nadie iba a llegar nunca.  

—"¡Connor!"  

Cada vez que la escucho gemí, mi nombre me volvía loco en la forma que sale ahora de sus labios hinchados. Sin duda era mi sonido favorito.  

Un maldito año esperando este momento y aun todavía dentro de ella quiero follarla otra vez. Maldición no quiero salir nunca de su vagina.  

Con mi mano en su cintura y la mitad de su cuerpo en el aire, empecé a moverme. Necesitaba tomarla como tantas veces lo imaginé.  

Mi cabeza calló hacia atrás cuando dejé escapar un jodido gemido; esta mujer me hacía sentir lo que nunca en la vida había sentido.  

Solté una mano de su cintura y la llevé a su clítoris antes de comenzar a hacer círculo alrededor de él.  

—"¡Oh Dios mío!"  

—"No, corazón, Dios no es. Es Connor quien te está follando".  

Miré su cuerpo viendo cómo su hermoso seno rebotaba cada vez que entraba, su cabeza estaba hacia atrás.  

Cuando sentí su interior aprestar mi pene, maldecí, eso me indicaba que estaba cerca. Así que aumenté los movimientos de mi mano en su clítoris.  

—"¡Connor!"  

Mire sus ojos ponerse en blanco, mire cada reacción de su cuerpo cuando estaba terminando, grabándome cada reacción, cada mínimo movimiento de ella.   

Me incliné hacia ella para sentirla temblar contra mi cuerpo y la besé como un loco. — "Recibe lo único que tu hermosa vagina obtendrá, mi semen".  

Entonces, entre unos segundos más antes de entrar profundo en ella, derramando mi semen dentro de ella con maldiciones saliendo de mi boca.     

—"No sabes lo preciosa que te ves así satisfecha por mí".  

Me miró y sus ojos cambiaron indicándome que volvió el demonio en ella. — "Por favor, santifecha es una palabra muy grande para tus movimientos de cansancio".  

—"Entonces no te importaría que te follara de nuevo con mis movimientos cansados".  

—"No, gracias, tengo que irme".  

Me empujó haciendo que saliera de ella, miré cómo se levantó con dificultad.   

—"Maldición dejará de echarme tu semen dentro de mí".  

No tenía idea por qué lo dijo, pero sonreí cuando vi mi semen bajar por sus muslos.  

—"Pero si te ves preciosa así con mi semen derramado".  

—"Esto tiene que acabar, me escucha, maldición, juro que me sacaré tu aparato de una manera u otra".

Un Romance Mafioso © {1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora