🫦Capítulo 25🫦

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ÁNGELA

Aquí estoy besando al enemigo, al culpable de mi secuestro, el culpable de mi disparo y el único culpable de la muerte de Cristian.

Sentí sus manos bajar hacia mi muslo. «Es el enemigo». Esas palabras se repetían una y otra vez en mi cabeza.

Agarre la camisa de Connor antes de empujarlo lejos de mí.—"Está loco, jamás vuelva a besarme".

Él vuelve y se acerca a mí. — "Porque no, no te gusta". — Claro que sí, y eso era lo peor.

—"No. Nunca me gustaría besar a un enemigo".

Su cara se endureció diciéndome que mis palabras le afectaron, pero no me importaba. Intente pararme de la cama, pero él volvió a empujarme haciendo que cayera otra vez.

Se acercó más a mí y subió mi vestido. —"Qué piensa obligarme"— dije.

—"Jamás obligaría a una mujer". — Subió mi vestido más. —"Pero haré algo para que te acuerde de tu enemigo".

Miré cómo se arrodilló, colocó sus manos en mis bragas y la empezó a bajar.

—"¿Maldición que crees que está haciendo?".

—"Tranquila, me detendré cuando tú quieras".

Miré cómo mis bragas caían al suelo, luego sentí sus labios en mi muslo. Tenía que haberlo detenido, pero cuando sus labios tocaron mi centro, mi cabeza calló hacia atrás.

—"Dime прекрасный, si no te gustan mis besos porque está tan mojada".— Escucharlo hablar en ruso me hizo sentir una pulsada entre mi pierna. «Hermosa» Me llamo así como la noche que me invitó a bailar.

—"Lo que crea que vea está equivocado".— Pero mis palabras fueron borradas cuando su lengua lambió mi centro, deteniéndose en mi clítoris.

—"Mierda".— Lo escuché decir entre mi pierna.

Arqueé mi espalda cuando él succionó mi clítoris hasta que prácticamente todo lo que hacía era gemir. Sentí sus manos en mis muslos antes de separarlo.

—"¡Oh, Dios, Connor!"

Cada parte de mi cuerpo ardía, pero Connor siguió lamiéndome.

Casi gritó de frustración cuando se despegó de mí.

—"No puedes venirte, hermosa. No hasta que yo diga que puedas".

—"Bien, pero sigue con lo que estaba haciendo".

Lo escuché reírse, pero luego él introdujo su lengua dentro de mí. Apenas me contuve para no terminar.

—"Por favor, Connor. Déjame que me venga".

Pero él me ignoró, succionando mi clítoris otra vez. Entonces, sentí cómo introducía un solo dedo dentro de mí y lo dobla, rozando mi punto G.

—"Connor".

—"Vente ahora". — Lo escuché decir.

Fue como si fuera lo que más necesitaba en la vida, mi orgasmo me atravesó en olas, me sacudí mientras el placer me hacía estremecer.

—"Connor".— Grite cuando por fin volví.

—"Mierda, qué bien sabes". — Empieza a subir mi vestido. — "Dime que pare, pídemelo y lo haré. Pero si no lo hace, no seré responsable de lo que haga a continuación"

Un Romance Mafioso © {1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora