Capítulo 46. La mudanza del Vader.

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Brandon.

Boston, 2024, Apartamento de lujo de Mackenzie O 'Sullivan.

- "¿En serio vas a vivir aquí?"- me preguntó Louis, mi mejor amigo, mientras me ayudaba a meter algunas de mis maletas en el ático de lujo y espectacular de la Lunática.

Cuando recibí el WhatsApp de Mackenzie con la dirección, supe que habría problemas, el ático estaba en una de las zonas más caras de Boston, nada bueno podía salir de esto. A medida que nos acercábamos con mi camioneta todoterreno de cinco años, al edifico, mientras Louis alucinaba con el vecindario, más claro lo tenía, de que estaba cometiendo un error.

Cuando dos personas de seguridad del edifico, junto a los escoltas que había enviado la Lunática, me indicaron donde podía dejar mi coche en el aparcamiento, una plaza de aparcamiento donde mi pobre e intimidada camioneta estaba rodeada de coches de gama top, cuya solo una puerta valía lo que todo mi todoterreno, quise salir de allí corriendo, pero cuando el ascensor directo, con seguridad , y llaves magnética, me llevó directo al salón del ático de la CEO, supe que ese acuerdo había sido una puta locura.

El salón sólo era como mi apartamento y parte del apartamento de mi vecino, el bombero de segunda Goodman. Los muebles eran de primera, parecía una maldita foto de una revista de decoración para millonarios, con techo alto, desde el salón se podía ver le pasillo, con una barandilla con mamparas de cristal, y se podía ver el segundo piso, donde seguro estaban los dormitorios. Estaba todo tan blanco tan puro, tan costoso que hasta me daba vergüenza apoyar mis maletas en el suelo de mármol blanco y gris del salón.

- "No sé qué decirte, creo que esto no es una buena idea."- le dije mirando todo sobrepasado.

Justo en ese momento entró uno de los escoltas con el trasportín de Estuco, que venía maullado intensamente, a ese gato, desde lo del incendio de donde lo rescaté, no le gustaban los sitios cerrados, y se hacía notar.

- "Esto es para usted, señor Hernández."- me dijo el escolta entregándome un sobre abultado de color gris, que contenían varios objetos.

- "Bueno yo me voy, que tengo mi coche fuera"- me dijo el traidor de Louis, mirando todo con miedo.

- "¿No vas a ayudarme a deshacer las maletas?"- le dije para que no se fuera. Pero el negó corriendo hacía el ascensor.

- "No que va, seguro que habrá un mayordomo, o una ama de llaves, que lo haga por ti, sólo tienes que tocar la campana que debe de andar por algún lado, búscala. Yo me voy, que puedo romper algo sin querer, y tener que dar un riñón para pagarlo."- me dijo Louis desde el ascensor, antes de que él apretara el botón para que se cerraran las puertas.

- "¿Y tú eres bombero?"- le dije mientras lo veía apretar el botón.

- "Soy bombero, pero no gilipollas, nos vemos jefe, mañana en el turno. Chao"- le oí que me decía mientras las puertas se cerraban.

- "Maldito cobarde."- dije en alto, mientras oía los maullidos casi histéricos de Estuco. - "Ya voy desesperado."- le dije sacándolo del trasportín, y agarrándolo entre mis brazos, tenía miedo de soltarlo. – "Escúchame bien, golfo, esto es enorme, y muy caro, a poco que rompas, arañes, o muerdas algo, estamos muertos, no podré pagarlo, ¿lo has entendido?"- le dije mirándolo a la cara mientras el evitaba mi mirada, para mirar a su alrededor curioso, eso no era muy buena señal.

–"Creo que te voy a llevar con la señora Carrigan, mejor"- un maullido de impaciencia de Estuco para que lo soltara, hizo que lo dejara en el suelo, con mucho cuidado, mientras yo me preparaba para agarrarlo desde que lo viera afilar las uñas, o sacar los dientes.

Pero sorprendentemente Estuco se mostró relativamente tranquilo y curioso, mirando todo y correteando por el salón, se le observaba contento por estar allí. Ni una sola vez hizo por subir en los caros sofás, ni a los muebles de diseño, prefería retozar la alfombra de cuerda trenzada mientras jugaba con sus cuerdas, emocionado.

Aproveche que el gato estaba tranquilo para abrir el sobre, dentro había dos llaves en forma de tarjeta digital, Y una nota.

- "Hola Vader, la tarjeta roja es la llave del garaje y la blanca del ascensor, por si vas a salir hoy, aunque seguro que el personal de seguridad del edifico ya habrá grabado tu matrícula para que entres y salgas cuando quieras, sin usar la llave, la otra es del ascensor. Puedes sentirte en tu casa, arriba a la izquierda, junto una de las puertas que da a la terraza, esta tu dormitorio, el mío está al otro lado de la terraza, hay también una piscina y un gimnasio por si quieres usarlos, en la cocina hay de todo, mi ama de llaves suele dejar todo preparado. Tranquilo le he dado vacaciones para que no vaya con el cuento a mi madre, la contrató ella, así que tendremos que hacernos a la cena y los desayunos nosotros. Llegaré sobre las siete."- ponía la nota.

Me pasé una hora esa tarde colocando las cosas en mi habitación, que gracias a Dios era muy sencilla, y cómoda, lo mejor era las vistas a la piscina que había desde la ventana que había junto a la puerta de la terraza. También revisé la cocina para la cena, como si estuviera en el parque de bomberos, cuando terminé de revisar la seguridad del ático, y anotar los dispositivos que iban implementar para mejorar ese aspecto el ático, eran aún las cinco.

Estuco había elegido una hamaca de la terraza para tomar el sol que las mamparas de cristal de la piscina dejaban pasar, el maldito gato parecía que había vivo entre riqueza y lujo toda su vida, se había adaptado enseguida.

Así que yo visité el gimnasio, me cambié por un pantalón corto de entrenamiento y una camisa de asillas, que sabía que muy pronto me iba a quitar.

El gimnasio de la Lunática estaba muy bien preparado, pero lo que me llamó la atención fue el saco colgado del techo, en una de las esquinas, junto a la enorme ventana que daba a la piscina, un recuerdo que no quería recordar, de una enloquecedora pelirroja, medio desnuda golpeándolo sin control, me hizo endurecerme.

Para combatirlo comencé a calentar, me iba a dar una paliza para que recordara que había recuerdos que de aquí en adelante no debía recordar, por el bien de nuestra convivencia.

Y así comencé tras el calentamiento ejercicios aeróbicos, combinados con otros de fuerza, como hacía en el gimnasio del parque, para finalmente, relajarme con una cesión de golpeo de boxeo en el saco.

Estaba tan concentrado que no había visto que la Lunática había llegado, y me miraba desde la puerta del gimnasio, sólo un gemido casi sin aire y muy femenino, resonó en la habitación. Cuando me giré me encontré a la Lunática, con Estuco entre sus brazos fuertemente abrazados, y los ojos enormemente abiertos, su cara esta roja, mientras sus pecas incandescentes, brillaban en sus mejillas, y lo supe en ese momento, mientras el deseo me golpeaba, este trato iba a ser un maldito infierno, un enorme castigo para mi cuerpo, y mi mente.

Narrador.

Boston, 2024, Pub irlandés Chester, en North End.

- "¿Cuéntame eso otra vez?"- dijo el señor Smith con cierto regocijo.

- "Pues al parecer la señora O 'Sullivan está buscando una pareja para su hija."- estuvo el mes pasado consultando varias agencias matrimoniales.

- "Perfeto eso nos va perfecto para nuestro plan. ¿Ya se has elegido al candidato?"- preguntó el señor Smith a su espía.

- "Hay dos candidatos debe elegir uno."- le dijo el espía poniendo una carpeta sobre la mesa donde está bebiendo, la carpeta contenida dos expedientes de posibles candidatos, y el señor Smith los miró con atención.

- "Este, este me gusta, y es muy manejable, ya lo conocí una vez, y por dinero hace lo que sea, tiene problemas con el juego, aunque su familia lo ha ocultado."- dijo el señor Smith mirando la foto de su arma secreta,

- "La verdad es que es atractivo, un imán para las mujeres."- pensó.

- "Es verdad señor Smith, se le ha encontrado muy regularmente club de hombres de Beacon Hill, apostando al póker, o cualquier juego de cartas, también es aficionado al casino.

- "Perfecto Yandel Carter Junior es perfecto, es el heredero del grupo Carter H.C. y muy pronto mi arma, para quedarme con el grupo O 'Sullivan. Ya sabes que tienes que hacer y lo antes posible, debo tenerlo bien marrado., si tengo que usarlo como mi perro fiel"- la carcajada de felicidad resonó en el ruidoso Pub. 

El Ardiente Capricho de la CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora