Brandon.
Boston, 2024, Apartamento de lujo de Mackenzie O 'Sullivan.
- "Voy a duc ... duchar... nos vemos ... cena ... adiós"- ver huir a la Lunática no sirvió de mucho, la imagen de su cara tentadora, hirviendo de deseo, se me había grabado en la mente a fuego, y muy probablemente me iba a perseguir en mis sueños.
La vi salir por la puerta que daba a la terraza y correr por un lateral de la piscina, hacia su dormitorio, así que deje salir el aire, y relajé mi cuerpo, que inconscientemente había contraído, mientras la miraba, sintiendo que, si se aproximaba a mí, no iba a poder controlarme, y dejaría que todo saltara por los aires, esa tentadora Lunática me afectaba más de lo que era juicioso para un hombre.
Pero como siempre, esa maldita estaba llena de sorpresa, no sólo contenta con hacerme desearla, al verla mirarme como lo hizo, sin piedad, debido a que una enorme ventana nos separaba, comenzó a desnudarse, ante mí, antes de llegar a su dormitorio.
Me dije varias veces que debía girarme, que no debía mirarla, que eso era control mental femenino, como poco, pero nunca hice un amago por apartar la vista, no podía, por el contrario, mis rebeldes ojos comenzaron a recorrer el cuerpo que esas manos pequeñas y ligeras, apresuradamente, iban desnudando.
Su piel era blanca, aunque ahora estaba algo enrojecida, me vi a mí mismo acercándome a la ventana, por el lado donde nos estaba abierto para no ser descubierto, me acerqué hasta casi pegarme al cristal, para ver más de cerca esa piel, quería saber si las pecas que iluminan su cara recorrían su cuerpo, era como una maldita obsesión saberlo.
Sus curvas, aparte de pecaminosas, eran adecuadas para que un hombre las recorriera con sus manos o con su boca, nada discordaba en su cuerpo, ni siquiera la pequeña redondez de sus pechos, que era compensada con la amplitud de sus caderas, el maldito video no le hacía justicia, en vivo, Mackenzie era aún más tentadora.
Y, sino que se lo dijera al bulto enorme que había en mis shorts, que evidenciaba aún más la incomodidad de esta maldita situación. Un maullido impaciente resonó cerca de mí, sacándome de las imágenes que comenzaba a formarse en mi cabeza, las cuales iban desde arrancar ese inconveniente, pero sexy, conjunto de ropa interior para revelar su total desnudez, hasta devorarla sobre una de las hamacas, tan cómodas, de la piscina, pasado por un baño en la piscina, caliente y muy energizante, mientras yo entraba en ella.
- "¿Qué quieres ahora, traidor?"- le dije mirándolo, justo en ese momento oí el sonido de alguien lanzándose a la piscina, giré la cabeza para mirar, y ver las ondas sobre la superficie del agua, que se producen después que alguien se sumerge en su interior, se expandían hasta el borde de la piscina. - "Vaya al parecer tu adorada amiga, ha tenido que enfriarse."- le dije a Estuco alegrándome que yo no fuera el único que ahora necesitara de una ducha fría urgente.
Estuco me ignoró y volví a maullar fuertemente como exigiéndome, tocando con la patita la puerta de la terraza. El maldito gato había decidido seguir a su amiga a donde ella fuera, y eso que yo era su dueño.
- "Búscate la vida traidora, yo tengo que ducharme, e intentar controlar esto, de alguna manera, ¡Maldita sea! y esta es sólo la primera noche, definitivamente nunca debí tener esta idea, es un gran error."- dije ignorando el maullido de gato.
Me dirigí a mi habitación donde pensaba ahogarme en agua fría, por desgracia la piscina ya estaba ocupada, y ni loco me metía en ella, con esa Lunática pelirroja dentro, sobre todo cuando mi autocontrol estaba tan afectado, por culpa de esas malditas pecas.
Tras ducharme y martirizarme, por los malditos pensamientos que me anulaban el juicio, hice uso de la bendita filosofía que tiene todo bombero ante una situación peligrosa donde la vida humana está en juego, la tranquilidad, y la paciencia, mientras analiza la situación.
Tenía claro que había que encontrar una solución a todo esto, así que lo mejor sería que ambos nos sentáramos a hablar tranquilos, y cuanto antes, para poner las cartas sobre la mesa, y así dejar claro como afrontaríamos esta situación.
Quedaba claro que esta traicionera atracción era muy poderosa, aunque no era algo que ambos quisiéramos, y dificultaría nuestra convivencia por la tensión sexual que desataba. Yo sólo veía dos posibles soluciones, para todo esto, o que cederíamos a ella, ya que no estaba complicada con sentimientos más profundos, hasta que o bien se pasara la novedad, y ella misma se extinguiera, o la otra seria simplemente ponerle coto, no alentando las emociones fuertes que las provocaba, para limitarla a algo que, por otro lado, sólo generaba tensión entre los dos.
- "Sinceramente no sé cuál de las dos escoger, creo que lo mejor es hablarlo entre los dos, y esta noche en la cena era buen momento, no había que dejar pasar ni un solo momento para solucionar esto."- pensé y con este pensamiento tras vestirme, me dirigí a la cocina para comenzar con la cena.
Mientras bajaba las escaleras llamé al traidor gato, pero como sospeché se había pasado al bando enemigo, y eso que era yo el que lo alimentaba, cuidaba, y limpiaba su caja de arena,
- "Para que luego hablen de la lealtad gatuna. ¡Sí, claro!"- dije, mientras comenzaba con los preparativos de la cena.
Cuando estaba con los bistecs, y ya había dejado la comida del traidor en su cuenco, apareció Mackenzie con Estuco en sus brazos, confirmando que el traidor había escogido a la atractiva pelirroja, ¡maldito macho castrado!
- "Siéntate ya, casi está"- le dije sin mirarla.
Aunque no hacía falta, el olor de su piel, o del gel o cosmético que usaba para después de la ducha, competía con el apetitoso olor del bistec, y por goleada, para mí. me despertaba más el hambre, el olor de su piel, que ese manjar que estaba cocinando yo ahora.
Me alegré de que fuera a asearse, antes de comer, después de dejar Estuco en el suelo, para que comiera, porque pude así recomponer mis barreras y prepararme para la charla que pretendía tener mientras cenábamos.
Así que cuando ella se sentó y comencé a servirle el vino, sin dilación le dije con voz calmada:
- "¿Podemos hablar de lo que acaba de pasar?"- y el mundo se puso patas arriba mientras yo tranquilo, veía como todo explotaba a mi alrededor.
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El Ardiente Capricho de la CEO
RomanceMackenzie O 'Sullivan es la heredera de Holding O 'Sullivan Park, ha tenido que luchar mucho para convertirse en el CEO. Ya que su tío, Rónan O 'Sullivan, siempre había creído que sus dos hijos, Shane y Murphy, serían los verdaderos herederos de su...