Capítulo 52. Una recepción con celos 1.

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Mackenzie.

Boston, 2024, Hotel Hilton Boston Park.

- "¡Maldita sea! teníamos que haber salido juntos, desde el ático, no encontrarnos en el vestíbulo."- pensé por quinta vez, mientras era llevaba por "el comando militarizado" que mi padre había contratado para protegerme, al aparcamiento del hotel, para entrar en la zona de seguridad.

Este día había sido un día agobiante, y eterno, sobre todo porque como había comentado Carlos, odio todo esto, las compras, ser pinchada, jalada, espolvoreada, cocinada a fuego lento y en concertada, ir a mi estilista, o cualquier estilista, para mí es lo mismo que si te prepararan como un pavo para nochebuena, pasas por todos los procesos, para finalmente ser presentada como una gran obra, en la mesa.

Desde esta mañana cuando fui a buscar el vestido ideal, que dejara descolocado al Vader Bombero, supe que nos sería tarea fácil, lo que para cualquier mujer le llevaría dos horas, a mí me llevo cuatro, con el consiguiente retrasó con mi estilista, que tuvo que ser avisada por Carlos, algo que conociendo el dinero que iba a ganar hoy, a ella no le importó.

El problema fue que cada vez que entraba a una tienda, me daban los siete males, y no importaba que Marisa me hubiera acompañado para aconsejarme, y gestionar mi ansiedad, siempre que abría la puerta de la boutique, y entraba, en segundos tenía que salir, odiaba estar allí dentro, y esos que según la lista que me envió mi madre, eran las mejores.

Cuando finalmente conseguí el vestido, uno que me quedaba espectacular, dentro del propósito para lo cual lo había comprado, hacer que el Vader Bombero pasara una noche incomoda, y yo restablecer mi dignidad femenina tras ser ignorada durante semanas, tocó pasar por "el taller de chapa y pintura", ósea mi estilista, a la que casi nunca visitaba, salvo cuando era obligada por presiones maternas, que solía coincidir cuando visitaba a mis padres. Solía comenzar con una frase típica de mi madre.

- "¿Has visto el pelo que trae tu hija? ¡Por dios! Así nunca conseguirás casarse."- decía mi madre, a lo que mi padre respondía.

- "No hay prisa, aún es joven."- este comentario de mi padre, traía un gemido de indignación de mi madre, junto a sus quejas por la semejanza de su única hija con él, y que la culpa de que yo fuera sí era suya, esto provocaba que el gran Ex CEO se echara a temblar, porque sabía que esto no lo iba a dejar pasar muy fácilmente su amada esposa, así que yo terminaba cediendo para que mi padre pudiera vivir en paz.

Pero en esta ocasión había sido mi iniciativa, y el resultado final, tras horas y horas de tortura, donde se le hizo a mi cuerpo, y a mi cabello de todo, y más, fue espectacular, pero prácticamente tuve que salir del estudio de mi estilista a la recepción.

Envié un mensaje a Brandon para avisarle de que, un coche con algunos de los escoltas, lo recogerían para llevarlo a la recepción, y aunque él dijo que no hacía falta que, él se acercaría, le tuve que recordar que la invitación la tenía yo, y sin ella no le dejarían pasar. Así que aquí estaba yo, subiendo en el ascensor que me dejaría en el vestíbulo, con la gran expectación de saber cuál sería la reacción de Brandon al verme, y al mismo tiempo temiendo que no fuera la que yo esperaba. La que no esperé fue mi respuesta, y la de mi agitado deseo corazón, junto con mi debilitado autocontrol.

Brandon.

Boston, 2024, vestíbulo del Hotel Hilton Boston Park.

- "¿Qué demonios hago yo aquí, y con estas pintas?"- pensé mientras miraba mi reflejo en el gran espejo que había en el vestíbulo.

La última vez que me había vestido así, y desde luego menos glamuroso que ahora, fue para el matrimonio de una de mis primas, y casi no lo hago, si no llega a ser porque mi padre me advirtió que, si él tenía que ir como un pingüino con pajarita, yo no me iba a librar, "solidaridad masculina", creo que dijo.

El Ardiente Capricho de la CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora