Capítulo 78. El último intento de una rata cazada parte 1.

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Narrador.

Boston, 2024, Salón de eventos central del Marriott Luxury Collection Hotel, en ese momento.

Mientras todas las miradas estaban centradas en la ceremonia de boda entre un bombero, del cuerpo de Boston, y la CEO del grupo Holding O 'Sullivan Park, mientras los diversos invitados, de varias clases sociales, observaban como Brandon Miguel Hernández y Mackenzie O 'Sullivan se daba en sí quiero, con diferentes expresiones, que demostraban el grado de emoción y felicidad, o porque no decirlo de ira también, una cámara, y varios agentes de policía infiltrados, observaban y grababan atentamente las reacciones de los dos principales sospechosos.

Por ahora nada había hecho sospechar quien podía ser el responsable, y planificador, de los tres intentos de asesinato que había sufrido la pareja, pero eso a los policías no les impacientaba, tenían un As bajo la manga, un plan perfectamente preparado.

Como evento especial, antes de iniciarse el banquete, cada miembro de la familia tanto del novio, como de la novia, debían hacer un brindis, además de decir unas palabras que dieran suerte a la pareja, algo que ya el padre de la novia había comunicado a su hermano y a sus sobrinos, la única familia que tenía la novia, aparte de sus padres.

Justo ese era el momento que esperaban las fuerzas de la ley para que, el testigo que estaba oculto en la sala donde estaba los monitores de vigilancia, junto a otros agentes del grupo tecnológico de la policía de Boston, y algunos sargentos responsables del caso, descubrirían quien era verdaderamente el infame señor X.

Pero para eso aún había unas horas, tras el sí quiero, y la declaración de "os declaro marido y mujer" se esperaba que los novios fueran a descansar un hora y media en la suite presidencial, justo en ese tiempo, y antes del banquete, los organizadores habían preparado un coctel de bienvenida en los jardines del hotel, mientras se preparaba el salón para el banquete nupcial.

Como siempre Carlos era el enlace entre los novios y las fuerzas de seguridad, se mantenían en contacto con la policía mediante un disimulado dispositivo de escucha y recepción que tenía disimulado en el interior de su oído. Al parecer todo estaba más que meditado y estudiado, pero por desgracia, aunque el señor X no sospechaba nada de lo que se le venía encima, si estaba lo suficiente furioso como para cometer una imprudencia.

- "Por el poder que se me ha otorgado, os declaro marido y mujer, puedes besar a la novia."-

Esta fue la frase final que dio por finalizada la ceremonia del casamiento, mientras todos venían como un presuroso novio, tras quitarse la gorra del uniforme, y entregárselo a su padrino, cogió a su esposa entre sus brazos, para, tras inclinarla un poco hacia atrás, besarla con pasión, haciendo que los gritos de júbilo saltaran entre los invitados, mientras dos madres orgullosas, no dejaban de llorar mirando a sus hijos.

Solo tres personas miraban sin aplaudir, y muy serios, el intenso beso que el novio daba con pasión y felicidad, a su reciente adquirida esposa.

- "Bueno puede darse la casualidad de que, tras casarse y quedarse embarazada, tu prima decida entregar el puesto de CEO, para criar a sus hijos, esa podía ser nuestra oportunidad"- dijo el tío de Mackenzie, mirando a sus dos hijos con convicción.

Uno de sus hijos asintió, padre e hijo compartían la visión misógina de que una mujer sólo servía para ser madre, y amante de un hombre, y que una vez casada, su deber era centrarse en el cuidado de su marido y sus hijos, justo por eso ninguno de los dos se alarmó ante la noticia de que Mackenzie se iba a casar, pero el señor X era mucho más inteligente que su hermano, y hasta que su propio padre.

El señor X pensaba, con razón, que esa maldita garrapata de Mackenzie no había llegado donde había llegado, para dejarlo todo, sólo por un simple matrimonio y unos hijos, su educación le había demostrado que no todas las madres eran amorosas progenitoras, con sus hijos, y no necesariamente dejaban todo para criarlos.

El Ardiente Capricho de la CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora