Brandon.
Boston, 2024, Parque de Bomberos del distrito doce, en ese momento.
Llevaba toda la mañana esperando la llamada de esa Lunática que me tenía robado el sentido, hasta mis compañeros, en especial el jefe Allen se habían dado cuenta de que estaba algo ido.
- "¿Qué pasa BM? ¿Otra vez problemas con la CEO? Pensé que, desde que os habías ido a vivir juntos, eso estaba solucionado"- dijo Levín Allen con una sonrisa.
Yo ni lo miré, estaba más ocupado revisando mi teléfono para saber si en algún despiste lo había dejado sin volumen, y esa traviesa Afrodita me había llamado, y yo no lo había oído.
- "No te responderá, lleva toda la mañana fuera de cobertura, si hasta estamos desenado que suene la alarma, aunque sea para un simulacro, para que este estúpido vuelva a su cuerpo."- dijo Louis mi mejor amigo, y bombero de mi equipo.
- "¡Cállate, gilipollas! y vete a revisar los equipos."- le dije con desagrado, al ver que el volumen estaba bien, y que aún no había recibido ninguna llamada de esa enloquecedora mujer.
- "¿Por qué no la llamas tú? Así dejaras de comportar como un León con dolor de muelas."- me dijo Louis ignorando mi insulto, mientras me arrebata el móvil para que lo mirara a la cara.
-"¿Y por qué no le dices ya, de un maldita vez, a la bombero de primera Danielle Pinkerton que te mueres por ella, que no puedes olvidarla después de esa noche que pasaron juntos, pero tienes miedo al compromiso, porque los dos sois bomberos, y os jugáis la vida a diario?"- mi pregunta fue directa e inapropiada, fuera de lugar, ni yo hubiera aceptado que un compañero mío se metiera sí en mi vida privada, y menos cuando todo lo que yo sé, de esa relación, es porque Louis me lo confesó una noche, que estaba borracho, cuando yo lo llevaba a su apartamento.
Pero en ese momento, estaba fuera de mis cabales, la culpa era de esa diosa Lunática que se me había metido bajo la piel, y que esa noche había hecho que me diera cuenta de que no podía vivir sin ella, no quería vivir sin ella.
Lógicamente lo siguiente que sucedió fue un derechazo en mi ojo izquierdo, que no quise esquivar porque me lo merecía. Y todo por parte de un bombero muy enfadado que se había hartado de la actitud gilipollas de su mejor amigo.
Y la pelea se montó en la explanada que había delante del parque, mientras él y yo nos dábamos golpes él unos al otro, y el resto de los bomberos trataba de separarnos. Los golpes, los grito, las amenazas, y manos que nos sujetaba, inútilmente, para separarnos, era todo lo que estaba delante de mí, era como estar en un túnel, sólo te deja ver lo que tienes enfrente.
De pronto, sobre nosotros, enormes mangueras a presión nos hicieron hacer a todos al suelo, mientras dos mujeres, ayudas por otros bomberos del parque, sujetaban las mangueras y nos miraban con auténtico enfado.
- "¿Ya estáis más calmados, malditos idiotas?"- dijo una mujer atractiva de ojos verdes, que llevaba el uniforme de bombero de gala, Daniele, miraba con furia a Louis, el cual, al verla bajo la cabeza, nervioso.
Me imagino que no sabía desde cuando esa mujer estaba allí, y desde luego había que estar sordo para no oírnos decirnos todo los que nos dijimos, revelando muchas cosas, que tanto él, como yo, queríamos ocultar.
La otra mujer era la que más me preocupaba, frente a mí, con una mirada violeta con claro disgusto, y muchas ganas de matarme, estaba la mujer de la que llevaba toda la mañana esperando una llamada, y por sus gestos, y su mirada, desde ya podía decir que estaba furiosa.
La Lunática estaba vestida con un traje de ejecutivo negro muy ceñido, de falda, la cual, a mi parecer era demasiado corta para una CEO, o por lo menos para la que yo consideraba mi mujer, y menos cuando yo tenía la sensación de que había por lo menos, más de doce bomberos mirando embelesados esas piernas torneadas, de tacto duro y rabiosamente sexis, que yo había recorrido, la noche anterior, con mi boca, y mis manos.
- "¿Para esto es para lo que querías que viniera verte al parque, jefe Hernández? ¿para ver un espectáculo de boxeo?"- me dijo seria, con las manos en las caderas, un gesto que desde la conocía, la había visto hacer mucho, solía ser una clara señal de que, para la CEO, por lo menos conmigo, se le agotado la paciencia.
- "Y tú, imbécil, ven conmigo a la enfermería, sabes tengo cosas más importantes que hacer que cuidar de un niñato miedoso que ni siquiera sabe lo que quiere. Señorita O 'Sullivan, pronto me reúno con usted y con el jefe Hernández, para hablar de lo que hemos descubierto en la inspección, y de lo otro que hablamos en su despacho."- dijo Daniele, comenzando a caminar sin esperar que un avergonzado Louis, la siguiera.
- "Llámame Mackenzie, después de todo acabamos de apagar un incendio juntas."- le dijo la CEO con una sonrisa, y al escucharla, Daniele soltó una carcajada, mientras seguía su camino, con un cabizbajo bombero de segunda Louis Turner, subiéndola, como un perrito a su amo. - "Y tú, Vader de pacotilla, sígueme, maldito estúpido, y trae un botiquín."- me dijo señalándome, para después dirigirse al interior del parque, sin mirar atrás.
Justo en ese momento, la realidad me golpeó, y lo supe, esa mujer era mi perdición, me volvería loco toda la vida, y lo que yo creía que era una obligación, mi responsabilidad, por haberle arrebatado la virginidad, como buen católico, procedente de una familia tradicional mexicana, no era más que una maldita excusa.
Hasta enfada esa mujer me volvía loco, la verdad definitiva e ineludible era que amaba a esa maldita CEO intransigente, y enloquecedora, y con locura. Pero eso, conociéndola, era más un motivo para que ella huyera de mí, que una razón de felicidad, desgraciadamente.
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El Ardiente Capricho de la CEO
RomansaMackenzie O 'Sullivan es la heredera de Holding O 'Sullivan Park, ha tenido que luchar mucho para convertirse en el CEO. Ya que su tío, Rónan O 'Sullivan, siempre había creído que sus dos hijos, Shane y Murphy, serían los verdaderos herederos de su...