📚Capítulo 11📚

1.7K 110 7
                                    

EMMA

Empiezo a caminar para irme, pero al parecer no tuve cuidado y mi tacón resbaló, haciendo que me torciera el tobillo.

—"¡Maldición!".— Baje mi mano para tocar mi tobillo.

—"¿Está bien, Srta Ramírez?".

—"Si solo fue accidente".

Intente caminar hacia la puerta; pero el dolor y los tacones no ayudaban mucho.

Una mano se colocó frente a mí. —"Venga tome asiento, no puede irse así".

Maldición Lo que faltaba tenía que pasar vergüenza por culpa de un puto tacón.

Liam me ayudó hasta llevarme hacia la silla. Me senté, y él se arrodilla.

—"Puedo ayudarle, estudie un poco de medicina".

—"Claro".

Mire cómo quitó el tacón e hizo presión en mi tobillo, haciendo que doliera más.

—"Auch"

—"Lo siento".

Comenzó a hacer algún tipo de masaje en mi tobillo; prácticamente me rendí a la sensación. Heché la cabeza hacia atrás; era tan jodidamente buena que un jadeo salió de mi labio.

«Maldición, sí que era bueno con las manos»

—"Creo que está bien". —Baje la cabeza para encontrarme con sus ojos azules observándome. No tenía idea porque me miraba así.

—"Gracias, debería decir que si la carrera de profesor no funciona bien, la de masaje sin duda".

Por primera vez desde que lo conocí estaba sonriendo. —"Lo tomaré en cuenta". — Me ofreció una mano. — "Ya debería estar mejor".

Me levanté, pero no sentía dolor.

—"¿Qué tal está?". — Su cabeza estaba mirando mi tobillo todavía. Estaba cerca de mí.

Tan cerca para oler su colonia y olía tan jodidamente bien que no pude evitar inclinarme para olerlo mejor.

—"Srta. Ramírez".

No me había dado cuenta de que no había respondido. Alejé mi cara de su cuello para mirarlo a los ojos, pero al hacerlo estaba demasiado cerca de su cara.

—"M-mucho mejor".

Mis ojos bajaron como si tuviera vida propia hacia su boca.

—"Deje de hacer eso".

Lo mire sin comprender. —"Qué cosa, no estoy haciendo nada".

—"Deje de mojarse sus labios mientras está mirando lo mío, es una falta de respeto".

Volví a hacerlo cuando subí mi mirada para verlo; sus ojos estaban pegados a mi boca. Entonces se acercó más a mí.

«Oh, Dios mío, me besará»

Seduciendo A Mi ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora