📚Capítulo 26📚

1.8K 120 15
                                    

EMMA

Sabía que el poema era para mí; nuestro amor era el único imposible ahora mismo.

Él me estaba mirando y yo también.

—"Amor prohibido, ardiente y pasional, deseo encendido que no puedo controlar".

—"Tu cuerpo llama al mío con fuego y pasión, más sé que este amorío es prohibido, sin razón".

Estaba embelesada escuchándolo; era un hermoso poema; sus ojos nunca se apartaron de los míos.

—"Pero qué importa el mundo si juntos podemos arder, dejando atrás lo profundo y solo amando sin temer".

—"Amor prohibido, tu presencia es mi perdición, más no puedo alejarme de esta ardiente tentación".

Me miro de arriba a bajo antes de mirar a su esposa. —"Muchas gracias".

Todos empezaron a aplaudir; yo estaba confundida; no sabía si era para mí o para su esposa quien podía entenderlo.

No quería quedarme aquí más y ver cómo todo lo veían con su esposa. Me levante de mi asiento.

—"¿A dónde vas?"

Miro a Sara. —"Regreso de una vez, necesito un poco de aire".

Comencé a caminar. Sentí su mirada en mi espalda, pero la ignoré y salí. Comencé a caminar por el pasillo.

Me detuve en la primera puerta que vi. Atrás había un aula. Escuché un paso acercarse.

—"¿Emma dónde estás?"

Escuché la voz de Liam, pero no respondí; no debía hacerlo. Pero él se acercó hasta a mí.

—"¿Qué pasa, te siente mal?".

—"No".

—"Entonces porque te fuiste".

—"Tenía que quedarme viéndote con tu esposa".

Él agarra mi cara. —"Nena, sabe que solo es apariencia".

—"No hace que no duela".

Quitó una mano de mi cara y escuché cómo abrió la puerta del curso detrás de mí. Cuando entró, cerró la puerta y se giró hacia mí.

—"Dime que te molesta".

—"Nada, olvídalo, total tú y yo no somos nada".

Intente caminar para irme pero él me detuvo.

—"No te vas sin resolver esto".

—"Liam, no hay nada que resolver, todo está claro, ve con tu esposa, de seguro se está preguntando dónde estás".

Pero él me ignoró y me giré hacia él; nuevamente agarro mi cara y antes de que pudiera reaccionar choco sus labios con los míos. No pudo recitarme y le respondí el beso.

No tenía que hacerlo, estaba acompañado de su esposa y yo estaba aquí respondiendo a sus besos como una tonta.

Intente alejarme, pero él colocó su mano en mi cabello, acercándome más a él; luego se alejó unos centímetros de mi boca.

—"Ella está ahí, pero yo estoy aquí contigo. Eso es lo importante".

—"No lo he".

—"Entonces vamos hacer que importe, vamos hacerla esperar por mí mientras yo estoy dentro de ti haciéndote mía".

Seduciendo A Mi ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora