📚Capítulo 40📚

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LIAM

Miro a Emma, la hice enojar, pero yo estaba más feliz que nunca. Ella tiene que volver más tarde y esome tranquilizaba.

Me senté en mi asiento para corregir unos exámenes cuando, a los pocos minutos, un golpe en la puerta me distrajo.

—"Puede pasar".

La puerta se abrió, revelando a la chica de antes. La Srta. Sofía no entendía qué hacía aquí, si le dejé claro que no iba a aceptar su dinero para ser su profesor privado.

—"Dígame, Srta. Castro, en qué puedo ayudarle".

Ella cerró la puerta y empezó a caminar hacia mí. Cuando estuvo cerca de mí, la miré sin saber qué demonio estaba haciendo.

—"Por favor, Liam, sea mi profesor privado. Hablé con mi padre y me dijo que solo ponga la cifra de cuánto dinero quieres".

—"Sr. Parker para ti. No soy tu amigo para que me llames por mi nombre".

—"Entonces, ¿va a aceptar?".

—"Mi respuesta sigue siendo la misma: no".

Ella colocó una mano en mi hombro mientras se inclina para que su cara esté cerca de la mía.

—"¿Qué crees que haces?"

La empujé suavemente alejándola de mí y me levanté de mi asiento.

—"Convenciéndolo de que, si acepta, puede tener todo lo que quiera de mí".

—"Mire, Srta. Castro, soy un hombre prohibido para ti y para cualquier mujer. Si vuelvo a tener esta falta de respeto por parte de usted, iré a hablar con el director para que la suspenda de esta universidad".

—"Pero yo pensaba que tú querías".

—"Pensaste mal. No tengo necesidad de estar viéndote con deseo, así que fuera de mi oficina y tienes prohibido entrar mientras yo siga siendo profesor de esta universidad".

Ella salió dando pisotones. No puedo creer que se atreviera a eso; nunca le di motivo para que pensara que yo la vería con esos ojos.

No pude concentrarme por el enojo y tuve que salir a tomar un poco de aire. Cuando salí, me topé con Emma en el camino.

—"Iba a su oficina".

—"Vamos por un café a la cafetería y regresamos".

Nadie podía decir nada; ella era mi ayudante y se supone que tiene que estar explicándome, pero hace tiempo que ella dejó de hacerlo.

Fuimos a la cafetería por el café y, cuando íbamos de regreso, el ex de Emma se colocó en medio.

—"Así que te estás acostando con el profesor".

—"No te importa".

Miro cómo Emma quiere seguir caminando, pero él la toma por los brazos. Miré su sucia mano sobre la de Emma.

—"Te doy tres segundos para que quites tu sucia mano de ella, y ya van dos".

Seduciendo A Mi ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora