📚Capítulo 21📚

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EMMA

Liam se desnudo completamente frente a mí; casi se me van los ojos al ver semejante cosa que tenía entre la pierna.

Tomo sus pantalones y saco un preservativo. Lo abrió y me tomó la mano, colocando el preservativo.

—"Pónmelo".

Maldición, este hombre sabía que decir. Puse la chupeta en el escritorio y agarré el preservativo. Empecé a bajarlo por su pene. Cuando lo coloqué, él lo aseguró bien.

Me miro. — "Voltéate, llevó días imaginándote inclinada en mi escritorio".

Me di la vuelta, él se acercó y abrió mi pierna; colocó una mano en mi espalda, inclinándome hacia abajo.

Sentí su pene tocar mi entrada, entonces comenzó a entrar despacio. Cuando se detuvo, creí que había entrado todo.

—"Joder, te siente más grande".

—"Oh, nena, apenas solo ha entrado la mitad".

Por Dios, si eso era la mitad, si lo entraba, todo me llegaría hasta donde nadie llegara.

—"No creo que eso entre".

—"Vamos, sé una buena chica y déjame entrar completo".

Agarró mi cintura y entró todo, maldición. Si antes se sentía grandes, ahora no había palabras; me sentía llena en todo sentido.

—"Te siente tan bien". — Llevo una de sus manos hacia mi clitoris. —"Entrégate a mí". — Un gemido salió de mi boca.

Quitó sus manos de mi clitoris y cuando supo que estaba lista, empezó a moverse a un ritmo bastante rico.

Agarró mi cintura y empezó a moverse rápido; no pude detener los gemidos que salían de mi boca. Sentí como tomó mi cabello en un puño antes de jalarme hacia él.

Mi espalda se arqueó; él colocó su otra mano libre en mi boca. Luego sentí su aliento en mi oído.

—"Silencio, no quiere que todo en la universidad se entere que tú profesor te está follando en su oficina".

Sus palabras fueron directo a mi centro. Apreté su pene y lo escuché. Maldecí entre mi oído.

—"Joder te sienta tan, pero tan jodidamente bien".

Empezó a moverse sin piedad. Gemí contra su mano. Su agarré en mi cabello se apretó más.

—"Vamos, nena, moja mi pene, sé una buena chica y vente para mí".

Sus penetraciones aumentaban cada vez más. Mi orgasmo llegó tan bien que un grito salió de mi boca contra su mano.

Mi cuerpo se inclinó hacia abajo como si fuera a caerme. Él me sostuvo por el cabello.

—"Eso no, te quiero en esta pose cuando termine".

Sentí su pene ponerse más grande dentro de mí, indicándome que estaba cerca. Entraba rápido y fuerte. Entonces una maldición salió de su boca cuando entró profundo dentro de mí.

Su cabeza calló en mi espalda y escuché su respiración agitada. Cuando se recuperó quitó el preservativo y lo tiró a la basura.

Me tomó en sus brazos antes de sentarse en su asiento. —"¿Está bien?".

—"Sí".

—"Bien, por un momento pensé que había sido muy rudo contigo".

—"No te preocupes; me gusta".

—"Qué bueno porque a mí también y no puedo esperar a repetirlo otra vez".

Seduciendo A Mi ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora