📚Capítulo 69📚

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EMMA

En una fracción de segundo, Liam me cargó llevándome a su habitación, que más bien parecía otro apartamento; era grande.

—"Mi habitación, tu habitación, en total nuestras habitaciones".

—"Me gusta cómo suena eso".

—"Te gustará más lo que voy a decir ahora".

—"¿Qué vas a decir?".

—"Que te desnudes para mí".

Empecé a quitarme la ropa y, en unos minutos, estaba completamente desnuda.

Liam me tomó de la cintura y me tiró a la cama; luego se alejó de mí y miré cómo empezó a caminar hacia un estante.

—"Tengo un regalo para ti".

—"¿Qué regalo?".

Miré cómo metió la mano y sacó una esposas.

—"Hoy serás arrestada por tener la mejor vagina del mundo".

—"¿Y eso es un delito?".

—"Claro, no puedo pasar un día sin estar dentro de ti".

Liam caminó hasta la cama y se subió; luego miré cómo bajó una cadena.

—"¿Siempre has tenido esto en tu habitación?".

—"No, lo compré como un regalo para ti".

—"Qué detallista".

Amarró mi mano con la esposa y la colgó de la cadena. Estaba completamente amarrada.

Él se alejó de mí y me miró orgulloso de su trabajo.

—"Vamos a hacer algo".

—"¿Qué?".

—"Te vas a venir tres veces con mi boca y tres veces con mi pene".

—"¿Qué voy a hacer?".

—"Y vamos a empezar con mi boca".

—"Piensas sacarme el alma".

—"No pienso tomar lo que es mío".

Antes de que pudiera reaccionar, él ya tenía sus manos abriendo mis piernas y vi cómo bajó su cabeza y sentí cómo dejaba besos por mi muslo.

—"No me voy a despegar hasta que te haya venido tres veces, así que piensa en contar".

Luego se pegó a mi vagina como un hombre con hambre. Intenté moverme, pero la cadena volvió a dejarme en el mismo lugar.

—"¿Qué pasó, nena? No te puedes mover".

—"Eres adivino".

Lo escuché reír y luego volvió a pegarse a mi vagina. Entonces, cuando creía que era suficiente, sentí cómo entraban dos dedos dentro de mí.

—"Dios se siente tan jodidamente bien".

Él empezó a follarme con los dedos y su boca jamás me cansaría de esto, jamás me cansaría de él.

—"Sí, justo así".

Siguió recreando un ritmo tan bueno que de mí solo empezaban a salir gritos y súplicas de que mi orgasmo estaba cerca.

—"Estoy cerca, Liam".

—"Por favor, dame lo que es mío".

Sus palabras fueron ese último empujón y mi orgasmo llegó tan bien que prácticamente colapsé en la cama; lo único que me mantuvo fueron las esposas.

—"Muy bien, ese es el primero; faltan dos".

Seduciendo A Mi ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora